Introducción.
Una de las mayores preocupaciones en la producción porcina, es enfrentar la problemática del desecho involuntario de las cerdas por fallas estructurales. Durante mucho tiempo, se ha creído que el aumentar la concentración de minerales en especial calcio (Ca) y fósforo (P) en dietas para reproductoras, ya sea durante su crecimiento o durante su vida productiva, se verá reflejada en una mayor fortaleza del hueso y por consecuencia en una disminución del desecho por problemas locomotores. Sin embargo, es muy común que con esto se generen desbalances en la relación Ca:P, lo que produce una serie de problemas como: disminución de la digestibilidad y disponibilidad de nutrientes, mayor excreción y desperdicio, mayor contaminación ambiental y costo en las dietas2,5, así como aumentos en la incidencia de algunos problemas del esqueleto, como osteocondrosis. Mientras que el uso de fitasas se ha generalizado como una alternativa para optimizar los niveles de Ca y P dietarios, se plantea que esto pudiera ser más eficiente si además se incluye un aporte adecuado de vitamina D3 (ésta vitamina juega un papel preponderante en la homeostasis mineral, además de otras funciones vitales asociadas a diferenciación celular1). Estudios recientes han demostrado que los niveles circulantes en plasma de 25OHD3 (mejor metabolito para calificar el estado nutricional de vitamina D3), resultan ser insuficientes1,3; incluso no llegan a ser alcanzados con dosis altas de Vitamina D3. Sin embargo, al proporcionar 25OHD3 en la dieta, los niveles en plasma resultan adecuados3. Reducciones en los niveles de inclusión tanto de Ca y P, manteniendo una adecuada relación entre ellos y utilizando herramientas como fitasa y 25OHD3, son un área de oportunidad para trabajar en el bienestar y productividad de las cerdas reproductoras, como lo sugieren resultados previos2,3,5. Los trabajos que se presentan a continuación son la medición de la primera respuesta productiva de cerdas de reemplazo (prolificidad) y de cerdas adultas en lactación (producción), en situaciones de campo.
Material y Métodos.
(1) Ensayo de campo con reemplazos. Se implementó un programa de manejo y alimentación en dos etapas, en una granja comercial ubicada en el estado de Sinaloa. La primera etapa, consistió en modificar el manejo de reemplazos, incluida la estimulación temprana para la detección del estro, inseminación al segundo estro y el rechazo de animales que no hubieran mostrado signos de estro dentro del período establecido. La segunda etapa, incluyó la modificación de las dietas. Estas se formularon manteniendo los niveles de Ca y P requeridos para animales en crecimiento4, se incluyó 25OHD3 (equivalente a 2,000 UI/kg, de Vitamina D3, Hy•D, DSM Nutritional Products, México), desde los 112 días de vida, niveles crecientes de forraje (6, 8 y 12%) en intervalos de 21 días, lo que permitió regular el consumo voluntario de alimento, restringiendo así, la ingestión diaria a no más de 9 Mcal EM/día. Los datos se sometieron a un Control Estadístico de Procesos y a un Análisis de Varianza mediante los procedimientos MIXED y GLM, SAS), para ponderar los efectos de año y época del año; los resultados se muestran como medias de mínimos cuadrados ± S (Cuadro 1).
(2) Ensayo de campo con cerdas en lactación. En una granja comercial ubicada en el estado de Jalisco, se comparó la respuesta productiva de cerdas en lactación de 2.5±0.30 partos, alimentadas con una dieta convencional que contenía 3.3 Mcal EM/kg, 1.09% de Ca y 0.35% de P disponible (Pd), contra una dieta modificada con 3.15 Mcal EM/kg, donde los niveles de inclusión de 0.55% Ca y 0.35% Pd y además se incluyó 25OHD3 (equivalente a 2,000 UI/kg, de Vitamina D3, Hy•D, DSM Nutritional Products, México). Se evaluó la respuesta productiva durante lactación (21±0.29d) de un total de 687 cerdas repartidas entre los 2 tratamientos. La piara estuvo en un proceso de recuperación a PRRS. Los resultados (Cuadro 2) se derivaron de un Análisis de Varianza (Proc. GLM, SAS).
Resultados y Discusión.
Reemplazos. Posterior a la implementación del programa de manejo en las cerdas de reemplazo, la edad a servicio aumentó aproximadamente 17d (P<0.01). El peso de las cerdas después del parto se calculó de 184±0.41 kg antes de implementar el programa de manejo y alimentación y 197.1±1.34 después. Se observó un aumento en la prolificidad de las cerdas atribuido al cambio en el programa de manejo y alimentación al asegurar que las cerdas fueran inseminadas en el segundo o tercer estro. El uso de dietas con menor inclusión de Ca y P no afectó la condición corporal de las cerdas y se logró una menor pérdida de peso durante la primera lactación de -4.14±0.70 vs. -6.71±0.41% del peso al parto.
En lactación (Cuadro 2) no se tuvieron diferencias en el comportamiento productivo de las cerdas, excepto en el peso de la camada al destete (P<0.01). Lo que corrobora que una disminución en la inclusión de Ca y P en dietas para cerdas en lactación, no altera la respuesta productiva inmediata de las cerdas.
Conclusiones.
Evitar los excesos dietarios de Ca y P, en combinación con una mejor fuente de vitamina D (25OHD3), se logró un más eficiente uso de estos minerales por las cerdas.
Implicaciones. Es difícil llegar a conclusiones hasta no obtener datos del impacto de estas dietas en la vida productiva de las cerdas.
Referencias.
1 De Luca H. 2009. Gastroenterology (37)79:91;
2 Gabriel J et al. 2009. Con. Nac. AMVEC. 267;
3 Lauridsen K et al. 2010. J. Anim Sci;
4 NRC, 1998;
5 Pérez A et al. 2010. Con. Nac. AMVEC. 170:171.