La castración quirúrgica sin anestesia es una práctica tan antigua como la misma crianza del cerdo, se hace con el objetivo de eliminar el olor sexual (percepción de características organolépticas en la carne). Ahora existen métodos alternativos que garantizan primero el bienestar del animal y segundo la calidad de la carne.
Castración con anestesia, vacunación frente a las hormonas sexuales o la producción de machos enteros. Todo lo que se haga en pro del bienestar del cerdo, el animal lo paga con producción. En mi experiencia castrando lechones menores a 3 días de edad utilizo un anestésico local (lidocaína) y ligo con una sutura absorbible (Vicryl) o con las mismas estructuras que hacen parte del conducto deferente se puede hacer un nudo.
Con animales más grandes se deben usar anestésicos generales combinado con locales. Neurolépticos como la Azaperona funcionan muy bien, disociativos como la Ketamina combinado con Xilazina; excelente resultado. La ligadura tanto de la arteria como la vena testicular es una obligación que no se negocia, al igual que la utilización de antibióticos y analgésicos.
La inmunocastración es una técnica que considero más sencilla, consiste en la aplicación de un homologo sintético de la GnRH unido a una proteína que induce la producción de anticuerpos frente a dicho factor, bloqueando la liberación de FSH y LH; aplicación de dos dosis con intervalo de 4-5 semanas la una de la otra, y 4-5 semanas para ir a faena.
Producción de machos enteros que tiene como ventaja la eficiencia alimentaria y mayor contenido magro en la canal. Mucho cuidado que también se incrementan las agresiones, daños de canal, defectos de olor sexual y carnes secas, duras y/u oscuras.