En este sentido, la mayor vulnerabilidad de los lechones pequeños ya ha sido descrita en estudios previos (Knol et al., 2002) y se considera que está relacionada con una mayor pérdida caló rica debida al incremento de la relación superficie/volumen (Herpin et al., 2002), la desventaja evidente al competir con sus hermanos para acceder a las tetinas (Tuchscherer et al., 2000), y quizá un cierto grado de inmadurez fisiológica. Si por otro lado consideramos el peso relativo intra-camada, su efecto sobre la supervivencia de los lechones pequeños só lo se puede atribuir a la competencia entre hermanos para acceder a los recursos alimenticios.
Por otro lado, aunque los AGCM son una fuente importante de energía rápidamente metabolizable, la administración en lechones recién nacidos no había comportado resultados positivos sobre la supervivencia de los animales en las pruebas realizadas hasta la fecha (Chiang et al., 1990; Wieland et al., 1993; Lin et al., 1995), debido probablemente a que las dosis utilizadas eran excesivas, produciendo un estado de coma reversible en el lechón (Wieland et al., 1993; Lin et al., 1995).
En este sentido, la administración de una dosis reducida de AGCM, aproximadamente 2 g cada 24 h, permitió mejorar el balance energético de los animales pequeños, reduciendo la desventaja existente con los hermanos de mayor peso. De esta manera, la suplementación mediante AGCM se revela como una opción viable para reducir las elevadas tasas de mortalidad de los lechones con pesos al nacimiento pobres, requiriendo un incremento mínimo del manejo para un número reducido de animales.
La temperatura óptima para una cerda en lactación (24 ºC) no es la misma que la requerida por sus lechones (38 ºC). Es por esta razón que se crea un microambiente cálido para los lechones mediante lámparas calefactoras. No obstante, durante el lote de partos registrado en Agosto se alcanzaron temperaturas en las naves de lactación de más de 30 ºC. Está documentado (Renaudeau y Noblet, 2001) que a partir de los 25 ºC la cerda disminuye su ingesta de alimentos repercutiendo esto en la producción de leche durante la lactación.
Por esta razón, cuando la temperatura es demasiado elevada observamos un incremento también de la mortalidad de los lechones, no debido a un efecto directo de la temperatura sobre el lechón, sino a un efecto de la temperatura sobre la capacidad maternal de la cerda.
Las camadas numerosas, definidas como más de doce lechones en el caso de este estudio, son las más perjudicadas en la supervivencia de sus lechones (P < 0,05). En este sentido, cabe resaltar que un lechón que nace en una camada de 12 o más hermanos tendrá 4,53 veces más riesgo de muerte que un lechón que nace en una camada de menos de 10 animales.
Este hecho puede ser explicado por el incremento de la competencia para acceder a las tetinas en camadas muy numerosas (Tyler et al, 1990; Tuchscherer et al, 2000).
Otro factor que penaliza la supervivencia de los lechones es el número de partos de la madre, donde la única diferencia estadísticamente significativa (P < 0,05) se ha encontrado en los partos de primíparas. Un lechón de una cerda primípara tiene 3,70 veces más riesgo de muerte que un lechón nacido de una cerda de tercer parto, el grupo menos penalizado en este aspecto durante la realización del estudio. Las cerdas primerizas tienen camadas menos numerosas que las cerdas de más partos, lo cual sería una ventaja, pero también su producción de leche es netamente inferior (Tyler et al, 1990). Este hecho, juntamente con el grado de agresividad mayor de las primerizas hacia sus lechones (Van der Steen, 1988), explicarían las razones por las cuales un lechón nacido de una primípara no tiene las mismas probabilidades de sobrevivir que otro lechón de una cerda con experiencia.
Así pues, la eficacia de la suplementación con ácidos grasos sobre la supervivencia de los
Lechones con poco peso al nacimiento ha quedado perfectamente demostrada. Suplementando a los animales con menor peso al nacimiento conseguimos reducir de forma significativa la mortalidad de este grupo. A partir de estos resultados, se plantea también otro enfoque a analizar: el efecto que la suplementación con ácidos grasos de cadena media puede tener en el peso al destete de los lechones pequeños. Las primeras observaciones (no publicadas) sugieren que el peso de estos lechones suplementados sería mayor en el momento del destete que el de un lechón pequeño y sin suplementar. Este enfoque abre las puertas a futuros estudios específicos para valorar este efecto.
AgradecimientosLos autores quieren agradecer de una forma muy especial la responsabilidad y el excelente trabajo del personal encargado de la granja “Les Françoies”: Joan Urroz, Sergi Prat y Manel Gallifa. Agradecer también la informació n y productos facilitados por la empresa Divasa- Farmavic, SA.
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