Entre el 60 y 70 % de los costos de producción animal están directamente vinculados a las raciones, el valor nutricional de las mismas, la composición y los factores que puedan alterar la productividad, la salud animal y humana [35]. Tanto el momento del nacimiento como del destete implican para el lechón un conjunto de cambios importantes a los cuales debe responder el lechón para establecer su equilibrio fisiológico interno (homeostasis) [12]. La capacidad de adaptación del lechón a estos cambios va a influir no sólo el bienestarde los lechones en estas fases, sino otros parámetros productivos [11, 12, 28, 37, 38, 43, 44, 48, 57, 67]. Los lechones al nacimiento son totalmente dependientes de su madre; durante los primeros tres días de vida no requieren de un alimento sólido, ya que su capacidad digestiva esta limitada y la leche materna le proporciona los nutrientes necesarios para su crecimiento [24].
Las exigencias nutricionales, las tasas de crecimiento magro, en la expresión de la acumulación de las masas proteínicas en el organismo, es necesario aceptar que las tasas de crecimiento son específicas a las situaciones particulares, que enfrente el animal a cada granja [18, 19, 25, 48, 55, 62, 66, 67].
Los lechones se enfrentan a múltiples cambios en el destete, lo que normalmente da lugar a un bajo consumo voluntario de alimento y reducción del crecimiento [29, 42, 76], a lo deseado para satisfacer sus necesidades de energía [29, 42, 58], por lo tanto, se puede afirmar que el lechón destetado es deficiente en energía [29]. El intestino delgado tiene dos funciones principales: en primer lugar digiere y absorbe nutrientes; en segundo lugar elimina patógenos, toxinas y compuestos alergénicos [76]. Las dietas posteriores al destete (post-destete) deben, o bien estimular el consumo de alimento a fin de que el lechón consuma más energía total, o aportar más energía por Kg, de alimento (dietas de alta energía), sin afectar al consumo [29].
La rentabilidad de la producción porcina está determinada principalmente por el éxito o fracaso de la transición de la dieta a base de la leche materna a dietes secas sin que ocurra una reducción del crecimiento o enfermedades en el lechón. El potencial de crecimiento de los lechones es alto inmediatamente después del destete, pero el limitado consumo de alimento junto con un sistema digestivo inmaduro no permite que se alcance este potencial en condiciones prácticas [2].
Se sabe que en cualquier sistema de producción, la problemática de la elaboración de raciones para lechones es sustituir la leche de la madre. Por lo que actualmente se cuanta con muchas "herramientas", pero deben ser usadas correctamente, sin querer "ahorrar" donde no se debe y sin querer enmascarar, lo que realmente pasa, es por ello que es imprescindible conocer al animal tanto por "fuera" como por "dentro", el conocimiento de los procesos metabólicos que los animales realizan tras el destete.
Las características fisiológicas del lechón durante la lactancia y post-destete van a definir en gran manera la elección de los ingredientes a emplear en la dieta. El verdadero reto en la alimentación del lechón consiste en optimizar la relación entre fuentes proteínicas de origen animal y vegetal de manera que se consiga un costo por la alimentación que sea compatible, con buenos rendimientos productivos durante estas fases y con un adecuado desarrollo del lechón [5].
Consumo Voluntario
El consumo voluntario se define como la cantidad de alimento ingerido por el animal durante un periodo de tiempo en el que tuvieron libre acceso a este [24, 74]. El consumo voluntario de alimento constituye una acción compleja que incluye la búsqueda del alimento, el reconocimiento del mismo, así como los movimientos necesarios para obtenerlo. Este proceso considera una valoración sensorial, el inicio del consumo y la deglución [24].
La regulación del consumo de alimento es un tema complejo, y cuyos mecanismos no son bien conocidos, como es el caso de los "factores alimenticios y factores no alimenticios" [41, 74], que influyen en mayor o menor grado en el consumo de alimento en el lechón [41]. El apetito o hambre es la necesidad fisiológica, psicológica o ambas que experimenta un animal, que lo obliga a comer [74].
La regulación del consumo de alimento responde a un sistema complejo que se encarga de regular el balance de energía y el peso corporal [22]. Clásicamente se han asociado dos áreas del cerebro al control del apetito: el hipotálamo ventromedial (VMH) como centro de la saciedad y el área lateral hipotalámica (LHA) como centro del hambre(Figura 1)[21, 22]. Posteriormente, se evidenció el papel estimulante sobre el consumo de alimento que tenía el núcleo paraventricular (PVN) [21].
Figura 1. Áreas del cerebro en el control del apetito. Fuente: Figueroa, (2006).
Estudios posteriores han demostrado la importancia de estas áreas anatómicas hipotalámicas para el control del consumo de alimento, aunque no son los únicos factores que intervienen en la regulación de esta actividad [22]. Hoy se acepta que el control del consumo de alimento está organizado en circuitos y redes neuronales más que centros localizados [21, 86]. El control del consumo obedece a factores de control de corto plazo y de largo plazo. También se clasifican en función de las áreas corporales que controlan el consumo de alimento:
● Sistema nervioso central
● Factores pregástricos
● Factores gastrointestinales y posabsortivos
● Control del consumo de largo plazo
Factores pregástricos: La apariencia del alimento, sabor y/o olor del alimento, preferencias y aversiones aprendidas: El cerdo aprende a rechazar alimento o a preferirlo en función de las sensaciones que le provoquen y que relaciona con su consumo. Factores psicológicos: Algunos estados mentales como el temor, la depresión, y las interacciones sociales con frecuencia afectan el consumo de alimento; este último es el caso del cerdo cuando se mantiene en grupos donde siempre habrá animales dominantes que impedirán la alimentación normal de animales dominados.
Factores gastrointestinales y posabsortivos: El grado de llenado del tracto digestivo es la señal más importante proveniente del mismo. Un estómago e intestino llenos inducen saciedad, a través del nervio vago, hacia el hipotálamo. Además, la hormona colecistoquinina (CCK) induce saciedad (y con un estómago lleno seguro que hay elevados niveles de esta hormona); en cambio la grelina es un estimulante del apetito. A medida que la glucosa y los AA son absorbidos, su concentración en plasma se eleva, igual que la CCK, insulina. Los cambios en estas concentraciones, de nutrientes y de hormonas, se han correlacionado con cambios en las sensaciones de hambre y saciedad.
Control del consumo de largo plazo: El cerdo es un animal que tiende a la obesidad si se le deja consumir el alimento que quiera cuando es adulto. Cuando un animal se limita de consumir, y luego se le da a libre acceso, consumo más alimento de lo normal. La regulación del consumo de alimento de largo plazo es el resultado de la interacción de muchos factores, incluyendo hormonales, metabólicos y neurológicos [22].
Teorías del consumo
Existen diversas teorías que indican que los procesos anteriores pueden afectar el consumo voluntario a corto plazo:
1. Teoría quimiostática o glucostática, esta teoría siguiere la existencia de glucoreceptores localizados en el hipotálamo que controlan la concentración de glucosa sanguínea. Estudios recientes indican que los receptores mas cercanos al punto de origen de la glucosa presentes en el hígado e intestino pueden generar una respuesta mas rápida a la ingestión de alimento, se ha comprobado que la glucosa que esta presente en el duodeno genera señales que se transmiten por vía nerviosa y pueden hacer que se detenga el flujo de alimento del estómago, reduciendo el consumo del mismo, encontrándose la secreción de ciertas hormonas digestivas que favorecen el flujo de alimento y/o la suspensión o inicio de la motilidad del aparato digestivo [24].
2. Teoría termostática, sugiere que los animales ajustan su consumo para mantener una temperatura constante. En este caso el control ocurre a nivel del sistema nervioso central; aparentemente el efecto es en centro de pérdida de calor situado en el hipotálamo anterior o el área preóptica, aunque también hay receptores cutáneos [74]. Durante la digestión y metabolismo de los alimentos se produce calor, esto genera un incremento térmico (incremento calórico) que forma parte del proceso de señalización del hipotálamo, para regular el consumo a corto plazo.
3. Teoría lipostática, diversos estudios señalan que en los cerdos parece no existir un mecanismo de retroalimentación procedente de la grasa corporal tan sensible como en otros animales, y que esto se debe al resultado de la selección genética a la que se ha sometido esta especie. Sin embargo, cuando el proceso metabólico utiliza las fuentes lipídicas corporales, se genera la producción de cuerpos cetónicos, que inhiben el centro del consumo, lo que disminuye el consumo voluntario.
4. Teoría volumétrica, ésta se relaciona con la capacidad del estómago para almacenar cantidades de alimento, la cual envía al hipotálamo una señal de llenado y ejerce su acción en un tiempo de 4 - 7 minutos después de haber ingerido los alimentos y posiblemente haber llegado al límite de su capacidad volumétrica. Este sistema se relaciona de manera directa con hormonas como la motilina, secretina y la CPZ.
5. Teoría cefálica, la "memoria" juega un papel importante en la regulación del consumo, principalmente con los estímulos olfativos, auditivos, visuales, táctiles y la regulación realizada en los ciclos circadianos [24].
Factores que afectan el consumo voluntario de alimento
La alimentación del lechón tanto en lactancia como en destetado, son de los aspectos más críticos en las unidades de producción porcinas por lo que el programa de alimentación que se desarrolle, tendrá un efecto significativo en el rendimiento futuro de los cerdos [7].
Figura 2. Factores asociados al animal. Modificado de Liebler et al, (1993).
En un programa de alimentación del lechón al pre y post-destete es necesario considerar innumerables factores tales como: Factores asociados al animal o factores fisiológicos los cuales son: a).- Genotipo, b).- Sexo, c).- Edad del animal (en caso del destete; edad al destete) [1, 3, 9, 16, 17, 18, 19, 25, 30, 32, 36, 41, 45, 47, 48, 49, 55, 60, 66, 67, 71, 72, 78, 80, 83, 87], d).- Peso del animal [1, 27, 32, 41, 42, 53, 60, 65, 84], e).- Sistema inmunológico [2, 6, 7, 19, 27, 30, 34, 49, 59, 60, 70, 73, 77, 85, 89], f).- Sistema neuroendocrino [2, 7, 9, 15, 19, 39, 49, 51, 85], g).- Sistema digestivo (pared gástrica e intestinal y factor luminal) [15, 20, 32, 39, 60, 78, 81, 84], h).- Sistema vascular y mediadores inflamatorios (con respecto a los sistemas antes citados, se refiere al estado fisiológico y desarrollo morfológico del lechón) [ 39, 61], e i).- Factores sensoriales [49], (Figura 2).
Los factores sensoriales, los sentidos del oído, el tacto, el olfato y el gusto están todos ellos implicados en la percepción sensorial y por tanto en la promoción del consumo de alimento (Figura 3). Algunos de estos sentidos son importantes antes de que el animal empiece a comer como el oído, la vista o el olfato [23, 63, 86]. Otros tales como el gusto y el tacto son importantes durante el consumo del alimento.
Pero hay que señalar que es el sentido del olfato el que juega un papel central en las fases del consumo de alimento, es decir antes del consumo, cuando el animal empieza a recibir estímulos y durante la digestión una vez que el animal ya ha empezado a comer [23, 63].
Figura 3. Regulación sensorial del alimento. Fuente: Fontanillas y Roura (2002).
Pero también los factores estresantestienen su importancia, en los animales, provocando un error en el programa alimenticio, originándose incluso que la supervivencia del lechón puede verse comprometida con los factores que limiten el consumo alimenticio [41]. El destetado abarca desafíos a los diferentes tipos de estrés: inmunológico[40], sociales o psicológicos, nutricionales, medioambientales[31, 46, 52, 69, 75, 79], físicos[46]o por manejo [32, 48, 82], y microbiano[8, 13, 14, 33, 50], teniendo como consecuencia una restricción pasajera pero severa del aporte energético alimenticio [64].
En la revisión de García y Mormede (1993); citados por Tejeda y Galindo (1997), agruparon a los factores estresantes en 3 grupos: 1. Interacción animal - animal; 2. Interacción animal - ambiente; 3. Interacción entre animal - hombre (Figura 4).
Figura 4. Factores que afectan los procesos de alimentación y nutrición del cerdo neonato y del destetado. Modificado de Beltrán (2004).
Otros factores que tienen un papel sumamente importante, entre los que destacan los factores nutricionales los cuales influyen en la aceptación y preferencia de estos; los componentes nutricionales en la dieta, los requerimientos nutricionales, los ingredientes presentes así como la cantidad en la dieta, las mismas estrategias de alimentación (alimentación en pre y post-destete) [7, 60], el tipo de procesado del alimento, disponibilidad de agua [32, 49], digestibilidad [29], gustosidad [29, 81], es decir con sabor y olor agradable del alimento, tamaños pequeños del alimento [24], textura ligera [24, 81] y factores anti-nutricionales de los alimentos [81], entre otros. Los cuales afectan en gran medida el consumo voluntario de alimento, el cual determina el consumo de nutrientes y por lo tanto tiene impacto en el rendimiento productivo de los animales (Figura 3) [32, 48, 49], esto es con el menor costo posible y con la mayor productividad [18].
Cualquier método que ayude a mejorar el consumo va a redundar en una mejora del estado de salud de los animales, con la consiguiente mejora de los rendimientos productivos finales [23]. Sólo de esta forma el animal conseguirá adaptarse para posteriormente mostrar su potencial genético [29].
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