Introducción
En la industria porcina, se han logrado incrementos significativos en el tamaño de la camada a través de la selección genética y la introducción de líneas de hembras hiperprolíficas, junto con mejoras en la nutrición, instalaciones y la salud de la piara; camadas más grandes dan como resultado un peso bajo al nacer (0.75 a 1.25 Kg), este peso se ha asociado con la mortalidad precoz y con la disminución en el rendimiento del crecimiento (Beaulieu et als., 2010) por lo que la falta de uniformidad en el peso corporal en las camadas son una preocupación. Es probable que se altere con facilidad el manejo de los cerdos en etapas posteriores de la producción, lo cual puede resultar en perdidas de ingresos para el porcicultor (Canario et als., 2010).
El peso de la camada al nacer son rasgos importantes en la producción porcina (Beaulieu et als., 2010) ya que se deben implementar estrategias para producir cerdos más uniformes; en términos generales se considera que al destete existe una variabilidad del 20%; en el crecimiento del 12 al 15% y en finalización del 8 al 12%, considerándose aceptable, sin embargo, en la mayoría de los casos este valor se encuentra por niveles que oscilan de entre un 40 y 50%, con casos extremos (presencia de enfermedades respiratorias, coccidiosis o ileitis), en donde la variación es mayor al 50% (Borbolla 2005).
Los factores listados a continuación ocasionan el 25 % de variación al momento del destete y existen reportes que indican que hasta el 50 % del potencial genético puede ser perdido al final del periodo de engorda, además, el sistema de manejo afecta también la homogeneidad en el crecimiento: 1) Tamaño de la camada, 2) Edad al destete, 3) Peso al nacer, 4) Estado sanitario de la camada, 5) Sobrepoblación (Borbolla, 2005) entre otras.
Efectos del tamaño de la camada
En las especies domésticas entre las que se incluye al cerdo, el número de crías nacidas es una característica económica importante ya que los componentes del tamaño de la camada (tasa de ovulación, supervivencia embrionaria y capacidad uterina) responden a la selección genética; sin embargo, la selección de la tasa de ovulación se ha asociado con la selección contra la supervivencia embrionaria además de que el peso al nacer disminuye a medida que aumenta el tamaño de la camada, por lo cual la selección por capacidad uterina podría ser el enfoque más productivo en los programas de selección genética (Foxcroft et als., 2006).
El éxito de la selección del tamaño la camada al nacer (Damgaard et als., 2003) se inicio hace aproximadamente 15 años mientras que el crecimiento de los lechones fue incorporado recientemente con en el objeto de mejorar el crecimiento (Canario et als., 2010); sin embargo, se ha demostrado que la productividad de la cerda es medida por el número de lechones producidos por año, que también depende de la capacidad de sobrevivencia de los mismos además de la vitalidad en el destete, la correlación genética indica que la selección de la capacidad de las cerdas para dar un mayor número de lechones nacidos vivos en el parto puede al mismo tiempo, poner en peligro su capacidad de dar camadas homogéneas (Damgaard et als., 2003) lo cual es importante para la supervivencia postnatal de los lechones (Damgaard et als., 2003; Rehfeldt y cols, 2011).
Las cualidades neonatales pueden determinar la rentabilidad económica de la producción porcina. Una combinación importante entre el tamaño de la camada, da pocas perdidas neonatales, grandes ganancias diarias de peso corporal, son los objetivos importantes en la producción y aunque los factores de manejo son probablemente los más importantes con respecto a la minimización de las pérdidas neonatales, se ha demostrado que los factores genéticos también influyen en forma significativa esta variable (Rootwelt et als., 2012).
Capacidad uterina como la limitante sobre el tamaño de la camada
El concepto de capacidad uterina fue establecido usando diferentes enfoques experimentales para estudiar los efectos de hacinamiento uterino en el cerdo, estos incluyeron la ligadura de útero, resección del oviducto, la histerectomía, ovariectomía unilateral (OMU por su siglas en ingles), superovulación y transferencia de embriones, lo que llega a la conclusión de que al superarse el número 14 de embriones, el hacinamiento intrauterino fue un factor limitante para el tamaño de la camada además de que involucro una mayor pérdida embrionaria; esto es, se asocia con un mayor número de embriones en el útero debido a las limitaciones maternas y no a las limitaciones inherentes del embrión. Por ende, se sugiriere que dos mecanismos fisiológicos podrían estar involucrados: inicialmente la selección de embriones podría ser el resultado de la competencia entre algún factor bioquímico de estos en el útero, o bien, más tarde en la gestación la competencia intrauterina para el establecimiento de un área superficial adecuada para el intercambio de nutrientes entre las circulaciones fetales y maternas pueden actuar para limitar el tamaño de la camada (Foxcroft et als., 2006).
Las genéticas actuales han sido seleccionadas por una mayor prolificidad por parto, lo que incrementa el número de fetos presentes en un útero del mismo tamaño básicamente; el menor espacio relativo asignado a cada feto reduce las posibilidades de una alimentación a plenitud durante la gestación, repercutiendo sobre la ganancia de peso durante esta etapa (Canario et als., 2010); cuando el tamaño de la camada aumenta el flujo de sangre en el útero se incrementa en menor medida que el número de fetos, dando lugar a un reducido flujo sanguíneo uterino y por lo tanto, a una reducción del suministro de nutrientes para el mismo. Hay evidencia que el hacinamiento intrauterino está vinculado a un retraso del crecimiento de los fetos (Bérad als., 2010).
Existe poco efecto del nivel nutricional de la madre sobre el peso del lechón al nacer, esto es, una vez que la camada es establecida en el útero (Borbolla 2005; Canario et als.,2010) la mayor parte de los nutrientes ingeridos en la dieta o de los provenientes de las reservas corporales son utilizados para mantener el crecimiento logarítmico al final de la gestación; cabe mencionar que una sobrealimentación materna podría incrementar las reservas tanto de grasa y de glucógeno en el lechón recién nacido y el efecto positivo de esto es reducido en comparación con los problemas de parto y durante la lactancia que se tendrían en una cerda gorda (Borbolla 2005).
Asimismo el crecimiento del lechón debe considerarse desde la concepción hasta la madurez o el sacrificio, según sea el caso. En el día 70 post-concepción los fetos pesan entre 150-200 gr, la mayor parte del crecimiento fetal ocurre en los últimos 30 días de gestación doblando su peso en los últimos 15 días ya que, justo antes del nacimiento, los lechones crecen 75 gr al día (Kitchen y Pérez, 2003), también se ha encontrado relación entre la disminución en el peso al nacimiento y el aumento del tamaño de la camada de 8,4 a 15,4 lechones, traduciéndose en un decremento de la media del peso al nacimiento de 300 gr o 43 gr por cada lechón al nacimiento (véase figura 1) (Beaulieu et als., 2010).
Figura 1. Regresión del número de nacidos vivos por camada y peso al nacimiento (Kg). Todos los datos: y = -0.0374x + 1.85, R2= 0.092; removidos ≤ 750g cerdos: y = -0.0330x + 1.823, R2 = 0.086.
Fuente: Beaulieu et als., 2010.
Asimismo, la producción de leche de una cerda a menudo se convierte en una limitante para el crecimiento de los lechones a los 8 a 10 días de edad, por lo que la necesidad entre la oferta aumenta progresivamente. Las cerdas con un potencial genético para el aumento del número de lechones nacidos vivos registran un aumento de peso corporal a las 3 semanas de edad, teniendo camadas heterogéneas que en consecuencia, comprometerán la ganancia de peso logrado en promedio de crecimiento de los lechones ante el aumento de la heterogeneidad dentro de la camada, sin embargo, la producción de leche con el tamaño de la camada no es proporcional al número de lechones adicionales, por lo tanto la selección del tamaño de la camada aumenta la inversión de la cerda en la lactancia, lo cual está limitado por las necesidades de la cerda para el mantenimiento y crecimiento (Canario et als., 2010).
Peso del lechón y su relación con las fibras musculares
La optimización de las condiciones de producción postnatales puede ayudar a mejorar el crecimiento muscular y por tanto la producción de carne de animal. Sin embargo, no se reconoce que la nutrición recibida por el feto cuando está en el útero pueda tener una influencia significativa en el potencial de crecimiento postnatal del individuo; podría pensarse que el potencial magro del animal esté determinado prenatalmente y que postnatalmente solamente puede expresarse ese potencial predeterminado (Stickland, 2007).
El potencial magro está determinado por dos factores claves: uno es la genética y el otro son las “condiciones ambientales” del útero. El músculo se produce a partir de los mioblastos que se dividen rápidamente en el feto en desarrollo (Stickland, 2007) llegando a los 35 – 50 días post-concepción, muchas de estas células se alinean y fusionan para formar fibras musculares largas primarias, caracterizando así, la primera fase en la formación de la fibra muscular; entre los días 55 y 95 de gestación los mioblastos se alinean en la superficie de las fibras primarias para formar una población más grande de pequeñas fibras musculares secundarias (véase figura 2 y 3) (Nissen et als., 2004; Foxcroft et als., 2006; Stickland, 2007). Las fibras musculares se desarrollan en la etapa fetal y este número de fibras en la mayoría de los mamíferos está fijado prenatalmente (Nissen et als., 2004).
Figura 2. Muestra un corte microscópico del tejido muscular de un feto durante la segunda mitad de la gestación. P= fibras musculares primarias; S= fibras musculares secundarias. Al nacimiento, las fibras primarias y secundarias serían de tamaño similar.
Fuente: Stickland, 2007.
Figura 3. Representación esquemática del curso del tiempo de desarrollo de la fibra muscular del feto, lo que indica una ventana crítica en el primer tercio de gestación cuando los efectos de hacinamiento limitan el desarrollo de la placenta y del conjunto de los efectos perjudiciales en el desarrollo fetal y el crecimiento de por vida.
Fuente: Foxcroft et als., 2006.
Se ha sabido desde hace muchos años que el peso al nacimiento, entre los lechones ligeros o con bajo peso (0,75 a 1,25 Kg), medianos o promedio (1,30 a 1,70 Kg), difieren biológicamente de sus compañeros de camada más pesados (1,75 a 2,05 Kg) (Beaulieu et als., 2010). Se ha demostrado que hay variación en el número total de las fibras musculares dentro de una camada de cerdos y que los cerdos con la menor tasa de crecimiento postnatal (bajo peso al nacimiento) tienen un menor número de fibras musculares totales de sus compañeros de camada más grandes (lechones pesados) (Nissen et als., 2004; Foxcroft et als., 2006; Beaulieu et als., 2010) dando como resultado canales con mayor cantidad de grasa dorsal (Buxadé y Sánchez, 2008; Beaulieu et als., 2010) y un descenso en el contenido de carne magra, una proporción menor de jamón y lomo, atribuyendo estos resultados a un menor número total y mayor tamaño de las miofibrillas (Beaulieu et als., 2010), esto es debido a que la tasa de crecimiento del músculo, después del nacimiento se correlaciona positivamente con el número de fibras musculares y la tasa de crecimiento de la fibra muscular individual (Nissen et als., 2004); sin embargo, no hubo efectos relevantes relacionados al peso al nacimiento con la calidad de la carne del cerdo (perdida por goteo o por sabor) (Beaulieu et als., 2010).
La variación en el tamaño de la camada al nacer se a atribuido ha una desnutrición en el útero en lechones de bajo peso al nacimiento, lo que indica una reducción del número de fibras musculares desarrolladas antes del nacimiento y, por lo tanto, da lugar a una menor tasa de crecimiento postnatal (Nissen et als., 2004); también se ha reportado el mismo número de las fibras primarias en lechones de diferentes pesos pero un menor número de fibras secundarias en los lechones más pequeños en comparación con los lechones más grandes (Beaulieu et als., 2010). Se cree que la variación en el número de fibras musculares primarias es más controlada genéticamente que la variación de las fibras secundarias debido a que las fibras primarias se desarrollan tempranamente en la etapa fetal, consecuentemente, se puede sugerir que los nutrientes no son limitantes para el desarrollo en esta etapa, así, la variación de las fibras primarias es probablemente una variación normal en el potencial genético dentro de la camada mientras que la variación en el número de fibras secundarias, es mas variable y es afectada tanto por factores genéticos y ambientales, tales como el suministro de nutrientes. Debido a que el crecimiento del feto es mayor durante el último trimestre, podría ser que el suministro de nutrientes se vea limitado para algunos fetos en esta etapa, impactando en la proliferación de células y por lo tanto, el potencial de crecimiento posnatal (Nissen et als., 2004).
Factores que afectan el peso del lechón al nacimiento
El pleno desarrollo de cada individuo dentro de una camada rara vez se logra, ya que este es el resultado de múltiples interacciones, entre factores genéticos y ambientales (Canario et als., 2010); estas interacciones se describen en la figura 4, misma en la que se amplia la información a detalle de los factores que afectan tanto la producción láctea como el crecimiento y/o peso al nacimiento, tanto de cerda como de los lechones.
Figura 4. Factores que afectan la producción láctea de las cerdas.
Modificado de Beltrán, 2010a, b; Beltrán y cols, 2011.
A continuación se mencionan los factores más destacados que afectan el peso del lechón al nacimiento:
a) El tipo genético de la reproductora o efecto materno (Lisazo, 1995; Fernández, 2000; See, 2003a; Canario et als., 2010), este explica la mayor parte de la variación genética en el peso al nacer (Canario et als., 2010)
b) La alimentación que ha recibido la cerda en la gestación (Buxadé y Sánchez, 2008).
c) Niveles adecuados de energía y proteína en la ración (Pluske y cols., 1995; Lisazo, 1995)
d) El nivel de absorción intestinal de la reproductora.
e) Una inadecuada provisión de líquido amniótico y de nutrientes.
f) El consumo de sustancias tóxicas por parte de la reproductora (Buxadé y Sánchez, 2008). En este caso son más relevantes las micotoxinas en los granos, tanto en forma individual como la el sinergismo entre ellas (Gimeno, 2005; Sala y cols., 2008; Fierro y cols., 2008).
g) La insuficiencia o disfunción del útero, endometrio o placenta (Buxadé y Sánchez, 2008).
h) Temperatura ambiente inadecuada durante la gestación.
i) Situaciones generadoras de estrés en la madre.
j) Un manejo inadecuado de la reproductora (Buxadé y Sánchez, 2008).
k) Interacción Animal – Animal (Efecto o Interacción social) (Bouwman et als., 2010; Canario et als., 2010; Beltrán, 2010a, b), de los cuales resalta:
l) Número de partos (Pluske y cols., 1995; Lisazo, 1995).
m) Tamaño de la camada (Pluske y cols., 1995; Lisazo, 1995; Buxadé y Sánchez, 2008).
Interacción Animal – Animal (Efecto o interacción social)
Los rendimientos de las piaras mantenidas en grupos pueden estar afectados por las interacciones sociales entre individuos (Bouwman et als., 2010). Las interacciones sociales pueden verse comprometidas debido a la competencia por recursos los cuales se encuentran limitados (Bouwman et als., 2010; Canario et als., 2010) tales como espacio y alimento. Por lo tanto, el pleno desarrollo de cada individuo dentro de la camada rara vez se logra (Canario et als., 2010) debido a la conducta social puede resultar en la reducción del crecimiento y/o a la producción, lesiones o muertes (Bouwman et als., 2010), que en estas condiciones se traduce en que los lechones más grandes son más eficientes en el acceso a la leche que sus compañeros de camada mas pequeños (Canario et als., 2010).
Estas interacciones sociales entre lechones o entre hermanos, posiblemente afectan la ganancia media diaria (GMD), supervivencia en el pre-destete, desde el nacimiento hasta el destete (Milligan et als., 2001; Bouwman et als., 2010). La producción de leche de la cerda es potencialmente un recurso limitante debido a que empieza la competencia entre lechones debido a que el consumo diario de alimento no deja de aumentar, mientras que la producción de la leche de la cerda alcanza un nivel bastante constante después del 8º al 10º día; otra fuente potencial que altera la interacción es el establecimiento en el orden del pezón (ya que los lechones tienden a posicionarse en un orden específico en los pezones durante la lactancia); durante las primeras horas después del nacimiento los lechones empujan y muerden a los otros para capturar un pezón, pero la competencia se reduce tan pronto como el orden del pezón se ha establecido (Bouwman et als., 2010).
Consecuentemente, los lechones de bajo peso al nacimiento pueden morir en los primeros días presumiblemente porque no pueden establecer la propiedad de un pezón funcional, posteriormente, los lechones más pesados son mas capaces de estimular su pezón para producir mas leche y así obtener más hormonas y nutrientes disponibles de la cerda (Milliga et als., 2001).
Efectos del peso del lechón al nacer
El peso del lechón al nacimiento y la variabilidad de estos pesos individuales en el seno de la camada tiene un elevado interés económico, no solo en lo que se refiere a la supervivencia de los lechones al parto (Roehe et als., 2010) sino también en lo que se atañe al incremento de peso en las fases de la transición y de engorda (Buxadé y Sánchez, 2008).
Bajo peso del lechón al nacimiento
Con el fin de promover la salud y el buen desempeño en el lechón neonato los productores tratan de mejorar las condiciones del destete (por ejemplo, el estado inmunitario o el peso al destete) y desarrollan estrategias centradas en buen desempeño durante la fase de lactancia (Larriestra et als., 2005).
El bajo peso al nacimiento en los lechones, es decir, el peso vivo significativamente menor que puede tener un lechón en media que sus congéneres tienen un menor índice de incremento diario de peso en el índice de conversión (Buxadé y Sánchez, 2008), esto debido a que con frecuencia son lentos para adaptase a los alimentos sólidos durante varias semanas (Murphy et als., 1997); también el bajo peso al nacimiento se ha asociado con una mayor mortalidad (Larriestra et als., 2005; Beaulieu et als., 2010) post-parto (Buxadé y Sánchez, 2008), ya que los estudios indican que los lechones < 1 kg de peso al nacer tienen muy pocas posibilidades de estar vivos al destete o producir un cerdo estándar, asimismo en otro trabajo se encontró que el 86% de los lechones < 0,80 kg de peso no sobreviven al destete.
Las diferencias en el peso corporal al nacimiento se perpetúan, de manera que los cerdos más ligeros al nacimiento, siguen siendo más ligeros a los 42 días post-destete (Smith et als., 2007). Los lechones ligeros de una camada son aquellos con menor peso al nacimiento pues tienen porcentajes bajos de tejido muscular, de proteína y de grasa total que los más pesados, pero tienen un mayor porcentaje de órganos internos, de piel, de hueso y de agua total (ver cuadro 1) (Buxadé y Sánchez, 2008; Rehfeldt y cols, 2011).
Cuadro 1. Composición corporal de los lechones recién nacidos de los grupos.
La ganancia media diaria a partir del día 0 a las 5 semanas post-destete se incremento. La ganancia de peso fue menor en los lechones nacidos más ligeros, en el periodo entre las 5ª a 7ª semana post-destete (Cuadro 2) (Beaulieu et als., 2010).
Cuadro 2. Efectos del peso al nacimiento y los días al mercado.
Los lechones con bajo peso al nacimiento tiene un efecto en su salida al mercado de hasta 10 días más, para alcanzar el peso deseado al sacrificio, comparados con los lechones mas pesados (Beaulieu et als., 2010), sin embargo, otro estudio menciona un periodo de 15 días para que el cerdo alcance el peso deseado al sacrifico (Mahan, 2001).
Buen peso del lechón al nacimiento
Los lechones más grandes o pesados son más eficientes en la obtención de leche que sus compañeros de camada, es decir los lechones que fueron más pesados al nacer monopolizan los pezones ubicados en la parte anterior de la ubre (Hay una variación en la producción de leche entre pezones con grandes cantidades de leche producidas por las glándulas mamarias anteriores); también estos pueden aumentar su consumo de leche por la fuerza de masaje del pezón (estimulación del lechón a su pezón) (véase figura 3), demostrándose que los lechones pequeños pueden ser excluidos de la ubre por sus compañeros de camada más grandes (Canario et als., 2010).
Lechones con elevados pesos al nacimiento favorece lógicamente, la consecuencia de un elevado peso al destete además de que demuestran:
a) Haber tenido un buen crecimiento muscular en la fase fetal.
b) En general, suelen resultar ser, como ya se ha comentado, animales eficientes y eficaces en su fase productiva.
Tienen una menor mortalidad (véase figura 5) (Buxadé y Sánchez, 2008).
Figura 5. Relación entre el peso al nacimiento y la mortalidad (Flemming Thorup, 2004).
Fuente: Buxadé y Sánchez, 2008.
Los lechones mas pesados tienen más apetito y poseen un sistema digestivo mas desarrollado (Pluske y cols., 1995; Mateos y cols., 2000; Roppa, 2002a; van Heugten, 2003: Pluske, 2004), cuando son comparados con otros lechones de menor peso de la misma edad, lo que les permite una mejor adaptación a las raciones secas (Pluske y cols., 1995; Mateos y col., 2000; Roppa, 2002a; van Heugten, 2003), por lo que aumentan más de peso que los lechones de bajo peso, y mostrando una diferencia significativa entre ellos (Roppa, 2002a).
En el período pre-destete la tasa de crecimiento continúa aumentando hasta 200 gr al día, si los lechones están sanos tienen un consumo diario de entre 0.8 y 1.0 Kg de leche y pequeñas cantidades de alimento; en otros estudios se obtuvo un consumo medio total de 24 gr de alimento por lechón desde los 14 días de edad hasta el destete, con estos consumos la calidad nutritiva del alimento es importante, pero sobre todo la gustosidad es crucial (Cuadro 3) (Kitchen y Pérez, 2003).
Cuadro 3. Efecto del peso al destete en el consumo medio diario (CMD) y ganancia media diaria (GMD) posterior al destete.
Esto indican que el 40% de la variación en la ganancia de peso en las primeras siete semanas es causada por la ganancia de las dos primeras semanas, esto es, debido a que los lechones con mayor crecimiento son los que más leche de la madre han consumido y los más pequeños los que menos, estos últimos tomaron más alimento, heces, etc., con lo cual el intestino estará fisiológicamente más inmaduro, necesitando más tiempo para adaptarse al cambio de alimento con la pérdida en crecimiento(Kitchen y Pérez, 2003). En el cuadro 4 se hace un listado de los pesos esperados a diferentes edades:
Cuadro 4. Pesos esperados a diferentes edades
Cría selectiva: utilización del Duroc
Existen varios estudios donde se describe la variabilidad entre razas tanto en la calidad de la canal y también por individuo (Mendel y Fuentetaja, 2000); hasta ahora se han estudiado genes (mayores) con un efecto impactante para la calidad o el rendimiento de las canales, como el de halotano, RN-, “grasa intramuscular” y los genes de androsterona en cerdos, cuya heredabilidad es moderada. Sin embargo, las diferencias entre individuos se dan por la influencia de muchos genes con pequeñas aportaciones cada uno, lo que se llama efecto poligenético, normalmente con baja heredibilidad (0.15-0.30) (Rubio, 2008).
En la crianza selectiva de la raza Duroc, que en las últimas décadas ha mejorado genéticamente ha conseguido avances muy importantes, especialmente en el índice de conversión y en el porcentaje de canales más magras, siendo este el principal objetivo de la selección genética (Mendel y Fuentetaja, 2000). En un estudio publicaron la calidad de las líneas en Europa, el trabajo mostro que la línea Duroc esta caracterizado por tener mayor cantidad de fibras oxidativas y el Landrace por fibras glucolíticas, dando la comprobación que los Duroc tienen menor perdida por goteo, mayor marmoleo y más pH que los Landrace (Rubio, 2008).
La utilización de Duroc implica la introducción de animales más precoces pero con un elevado nivel productivo, es una de las estrategias en la producción de cerdo graso que va encaminado a alcanzar una cantidad suficiente de grasa en las canales para optimizar la calidad de los productos de mayor valor añadido (jamones, lomos); los cerdos Duroc ofrecen mayor calidad de carne por un mayor contenido en grasa intramuscular (GIM), aunque existe una correlación positiva entre la grasa dorsal y la intramuscular, el contenido en ésta última parece estar muy afectado por la línea genética (Mendel y Fuentetaja, 2000).
Respecto a la crianza selectiva los sementales Duroc de raza pura (DD), esta ofrece lechones grandes en la camada, pero con menor número, y con menos pérdidas neonatales, mejor peso de la camada al destete, comparado con sementales cruzados Landrace-Duroc (LD). El mejoramiento para un mayor tamaño de la camada con sementales DD puede ser un método para aumentar el número de lechones vigorosos en la producción pero hay una relación inversa entre el tamaño de la camada y peso al nacer fue más pronunciado que para el grupo LD(Rootwelt et als., 2012).
Relación del peso del lechón al nacimiento y la edad al destete
Muchos productores y científicos han evaluado las decisiones de la edad de destete, comparando las diferencias de crecimiento y problemas de salud de las hembras a distintas edades del destete; en lactancias cortas (edad al destete) pueden afectar tanto a los lechones el crecimiento y la fertilidad de la hembra, por ello los productores deben optimizar la rentabilidad de sus operaciones porcícolas (Smith et als., 2008).
En condiciones naturales, el destete es un proceso que ocurre gradualmente y el sistema inmunitario del sistema gastrointestinal no está completamente desarrollado hasta las 10–12 semanas de vida; por lo que el destete a edades tempranas supone un efecto negativo mayor en cambios de enzimas digestivas y morfología del intestino que a edades más elevadas, esto es el sistema digestivo tampoco está preparado para digerir y absorber los nutrientes del alimento. Por ello, aumentar la edad del destete podría, en principio, paliar o eliminar el proceso de “Post-weaning lag period” (retraso en el crecimiento post-destete)y la diarrea post-destete en lechones (Canibe, 2007).
En los sistemas semi-naturales se observa una gran variación de los pesos de los lechones inter e intra-camada en el momento del destete; se aprecian diferentes frecuencias en el amamantamiento en las diferentes camadas entre la semana 1ª y la 12ª y diferencias entre los lechones, ya que algunos a partir de la semana 12ª dejan de mamar mientras que otros siguen con los amamantamientos, es decir, siguen siendo nutricionalmente dependientes de la cerda (Quiles y Hevia, 2004).
Estas diferencias no parece que sean debidas al sexo o al peso al nacimiento de los lechones, sino más bien a la productividad del pezón que cada lechón ha escogido. Se comprobó como los lechones que escogen los pezones más productivos (pezones pectorales) permanecen mucho mas tiempo mamando que los que han escogido los pezones menos productivos (pezones ventrales o inguinales), con lo cual aquellos lechones que consumen menos leche comienzan antes su alimentación sólida para intentar compensar esa falta de nutrientes. El destete se considera totalmente efectuado cuando la camada en su totalidad es nutricionalmente independiente de la cerda, lo cual acontece entre la semana 10ª y 17ª (Quiles y Hevia, 2004).
Lechones destetados con buen peso al nacimiento
La velocidad de crecimiento de los lechones desde el destete hasta las semanas 8ª – 10ª de edad es crítico para el rendimiento de engorda y la rentabilidad de las granjas (Allee y Touchette, 1999). El régimen del alimento depende típicamente de edad al destete, peso al destete (Varley, 2002), por ser indicadores importantes de la madurez intestinal, seguido del consumo de alimento en post-destete y crecimiento (Lawlor et als., 2003a, b); el intestino delgado del lechón experimenta un crecimiento alométricamente positivo con respecto al peso corporal en los días post-destete (Quiles y Hevia, 2007).
Cabe mencionar que en lechones destetados a los 21 días post-destete hay un aumento de su peso relativo con respecto al peso vivo del lechón del orden de 84 – 98%, respecto a la longitud del intestino a medida que van transcurriendo los días post-destete va disminuyendo su proporción con respecto al peso vivo sin embargo, su diámetro y su capacidad aumentan. La edad del destete tiene influencia sobre la altura de las microvellosidades del yeyuno en lechones, el proceso del destete afecta seriamente a la estructura de las microvellosidades intestinales, las cuales se pueden ver reducidas hasta en un 65% en los primeros días post-destete, con lo cual queda comprometida la digestión y absorción de los nutrientes (Quiles y Hevia, 2007).
Los lechones con más peso al destete y durante las semanas posteriores representan un factor determinante en la predicción de la eficiencia productiva posterior, asimismo, la ganancia de peso en la primera semana después del destete (y en consecuencia el consumo), y el propio peso al destete son dos factores de efectos aditivos que explican el 80% de la variabilidad del peso a los 20 días post-destete y el 34% de la misma a los 118 días de vida (Tibble y col., 2007).
Los lechones de más peso y con más vitalidad, consumirán más alimento, tanto en maternidad como posteriormente, el peso al nacimiento condiciona sus resultados posteriores(Pluske y cols, 1995; Lisazo, 1995; Högberg et als., 1998a; Parada, 2000; Mahan, 2001; Roppa, 2002; Manteca y Ruiz, 2004). Después de esto, si se ignoran los siguientes factores pueden impedir el desarrollo del post-destete: el estado de salud, manejo, además de la variabilidad de los pesos al destete dentro de los grupos (Varley, 2002).
Lechones destetados con bajo peso al nacimiento
Los cerdos con un peso inferior al momento de su destete necesitan dietas que les ayuden a alcanzar al resto de la camada después del destete (Parada, 2000; Mahan, 2001), el lapso durante el cual se debe alimentar con esas dietas, debe adaptarse al peso del cerdo y al estado fisiológico del tracto digestivo al momento del mismo. Por consiguiente, los diferentes pesos a la hora del destete se reflejarán en el rendimiento post-destete y en el número total de días que deben transcurrir hasta alcanzar el peso de mercado (Mateos y cols., 1999; Mahan, 2001).
Se han mostrado los efectos de alimentar una dieta que contiene los productos de leche (por ejemplo, leche desnatada seca, suero seco, derivados de queso) para reforzar el desarrollo de cerdos destetados a 2 o 3 semanas de edad (Mahan y cols., 1998: Maxwell and Carter, 200), además de harina de pescado y proteína refinada de soya como la fuente primaria (Maxwell and Carter, 2001). Los cerdos destetados precozmente, tienen una necesidad de dietas más complejas para minimizar el desarrollo pobre del post-destete (Mahan et als., 1998: Maxwell and Carter, 200).
Al evaluar las respuestas de desempeño en general desde el nacimiento hasta los 105 kg, los cerdos lechones con menor peso al destete, tuvieron una menor ganancia de peso, pero además consumieron en total más alimento que aquellos que tenían un peso mayor al destete, este grupo de cerdos de menor peso consumió más alimentos porque los cerdos más ligeros tardaron en promedio 15 días más en alcanzar el peso deseado para el mercado (Mahan, 2001).
Edad del lechón al destete
El hecho de que algunos lechones sientan las consecuencias del destete precoz más que otros esta mucho más relacionado con el peso que con la edad, varios estudios han demostrado que hay una diferencia entre la edad fisiológica y edad cronológica en relación a la producción de enzimas digestivas en los lechones (véase figura 5) (Pluske y cols, 1995 ; Hogberg et als., 1998b; Mahan et als., 1998; Mateos y cols., 1999; Roppa, 2002) ya que los cerdos de un bajo peso tienen un menor consumo de alimento y las más bajas cantidades de enzimas en la digestión (Mahan et als., 1998).
Figura 5. Desarrollo enzimático del lechón hasta las 8 semanas.
Los cerdos destetados a los 21 días de edad tienen una baja habilidad de responder eficazmente su sistema inmunológico ya que su tracto digestivo es inmaduro, las vellosidades del intestino se atrofian más que si destetara a una edad más tardía, y el uso de niveles altos de harina de soya se desaprueba (Mahan et als., 2004). Sin embargo se siguiere que los lechones más pesados a los 21 días poseen mayores niveles de amilasa pancrática y quimiotripsina que los lechones de menor peso de la misma edad; se ha demostraron que el peso corporal y el del páncreas crecen de forma paralela con la actividad enzimática del páncreas además que los lechones más pesados poseen un sistema digestivo más desarrollado y mejor adaptado a la fase de transición del post-destete (Roppa, 2002).
En otro estudio los lechones destetados a 33 días de edad tuvieron un mayor crecimiento diario durante las primeras dos semanas post-destete, comparados con animales destetados a los 27 días de vida. El efecto del consumo de alimento durante la lactancia tuvo efecto sobre la ganancia de diaria de peso durante las dos primeras semanas post-destete sólo cuando los animales fueron destetados a los 33 días de edad pero no los de 27 días; por el contrario, otros estudios mostraron un mayor consumo de alimento post-destete y un número de muertes y de tratamientos por enfermedades post-destete en lechones destetados a los 26-29 días que en lechones destetados a los 33 días (Canibe, 2007).
Por otra parte se comprobó que, existe una relación entre el consumo de alimento post-destete y la edad al destete, así como a medida que aumenta la edad del destete de los lechones aumenta el porcentaje de tiempo que dedicaban a comer en los dos primeros días post-destete (lechones destetados a 1er semana, a la 2da y a la 4ta semana, dedicaban al consumo de alimento en los dos primeros días post-destete un 0,6 %, un 2,7 % y un 4,6 % del tiempo, respectivamente (Worobec et al, 1999, citado en Beltrán y cols, 2011).
En la práctica, se aconseja no destetar a los lechones con menos de 6 Kg de peso, pues cuando el destete se realizo a los 21 días de edad, los lechones que aun no han llegado a ese peso deben ser dejados más tiempo con la madre, colocados con una nodriza, o con libre acceso a sustitutos de leche (Roppa, 2002).
Alimentación y nutrición en destete
La capacidad productiva y la expresión genética del lechón dependerán del destete, el manejo nutricional y ambiental al que sea expuesto (véase figura 2). El lechón en esta etapa experimentará un estrés originado principalmente por el cambio de una dieta líquida (leche), a una dieta sólida y por la frecuencia en el suministro de su alimento, el cual es menor a las veces en que la cerda los llama a comer durante la lactancia (cada 60 min) (García, 2006).
El destete constituye un periodo crítico para el lechón, pues modifica su ganancia diaria de peso (GDP) y su composición corporal. La ingesta de energía insuficiente causada por la falta de consumo de alimento del lechón origina una movilización de sus reservas corporales, por lo tanto, el manejo nutricional y alimenticio de esté debe ser eficiente y cuidadoso, durante los primeros 15 días de permanencia en el área de destete los lechones deben recibir su alimento mediante el sistema poco y frecuente, disminuyendo gradualmente hasta que únicamente se les proporcione 2 veces al día (García, 2006).
Para reducir el impacto del destete en el crecimiento y no afectar la salud del lechón recién destetado, puede resultar favorable la utilización de alimentos funcionales que atenúen o evitan los problemas gastrointestinales proporcionados por el manejo, lo que podría evitar la proliferación de bacterias patógenas, mejorar la función digestiva y favorecer el crecimiento del lechón y al mismo tiempo ayudaría a reducir el uso de antibióticos como promotores de crecimiento o por estado patológicos (García, 2006).
En el cuadro 5 se muestra el manejo adecuado de la nutrición y alimentación de los lechones destetados.
Cuadro 5. Manejo de la alimentación para cerdos en el área de destete
Sugerencias para homogeneizar la camada
La selección de las cerdas para dar camadas más homogéneas puede ser ventajoso para un número de características, tales como la supervivencia de los lechones, el crecimiento y la homogeneidad de la camada al destete (Damgaard et als., 2003), por lo que como alternativa, se debe tomar en cuenta que cuando la camada contiene sólo lechones pequeños no sea suficiente la estimulación de la ubre para mantener la lactancia máxima, en este caso es conveniente conservar algunos lechones grandes ya que esta podrían mejorar las ganancias de peso de lechones de bajo peso al nacer. Así, para los lechones muy pequeños cuya capacidad para estimular la ubre es limitada, puede ser un equilibrio entre los efectos negativos de la competencia de camadas grandes y el efecto positivo de tener en general un mayor estimulo para la cerda (Milligan et als., 2001).
Las preocupaciones éticas con respecto a las muertes neonatales en la producción porcina, probablemente será de mayor importancia para el consumidor en el futuro, por lo tanto, para competir con otros productos cárnicos para el consumo humano en el mercado, el bienestar animal debe ser objeto de mayor atención (Rootwelt et als., 2012).
CONCLUSIONES:
Es evidente que el tamaño de la camada es afectada por varios factores: genéticos, ambientales, nutricionales y sus diferentes elementos, los cuales tienen un papel relevante.
Con base en la experiencia de 13 años en la producción porcina y una amplia revisión literaria, se puede concluir que la importancia de utilizar en la producción el esquema GAMNSA (Genética, Ambiente, Manejo, Nutrición, Salud y Administración) con respecto a la genética mejora no solo el número de lechones nacidos sino también la importancia del tamaño de la camada; asimismo se sugiere prestar atención a la selección genética de la raza Duroc ya que brindara una mejor calidad en la carne, jugosidad y grasa entreverada, color, sabor y pH, agregando a estos valores las cualidades de un crecimiento precoz, una mejora en la rusticidad de las crías abriendo un abanico de posibilidades que rebasan el enfoque al porcentaje de canales magros.
Por lo que se refiere a la parte del ambiente, se deben proporcionar temperaturas adecuada para el confort del animal.
La nutrición es un factor de suma importancia pues el animal utilizara los nutrientes brindados para expresar su potencial genético y no solo para su mantenimiento, por lo cual se tendrán animales que se posicionen en el mercado en un número menor de días; también se debe considerar la utilización tanto de energía y de aminoácidos (arginina) que brinden una mejor disponibilidad de nutrientes para el buen desarrollo y nutrición de los fetos por una mejor irrigación sanguínea evitando que las cerdas utilicen sus reservas corporales para el mantenimiento de su camada.
En el punto de manejo es crítico se deben utilizar las medidas pertinentes para fomentar el consumo de alimento tanto en la hembra como de su camada, con lo cual se evitaran perdidas por los bajos consumos de alimento.
Conclusivamente, se reconoce que cada uno de los factores estresantes ya sea de manera individual o en su sinergismo, tienen un impacto tanto en el tamaño de la camada como en el peso, afectando en cada una de sus fases productivas; como se ha visto en la revisión bibliográfica estos factores tienen una fuerte huella en la producción porcina, por lo cual se deben de concientizar a los productores de tener personal calificado y también capacitarlos repercutiendo a corto plazo en los niveles de producción, calidad y retribución económica de la piara.