INTRODUCCIÓN
El estrés calórico es uno de los principales problemas que afectan la eficiencia de la producción porcina no solo en países subtropicales sino también en aquéllos de clima templado 18 . En Estados Unidos las pérdidas económicas por estrés calórico ascienden a 330-450 millones de dólares anuales 13, 14 .
El cerdo, al igual que otros mamíferos homeotermos, debe regular su temperatura corporal para mantener un balance entre la generación y la pérdida de calor. Debido a su baja capacidad para disipar el calor por medios físicos, los cerdos sometidos a altas temperaturas (>25ºC) reducen su consumo voluntario de alimento como principal mecanismo para disminuir la producción de calor metabólico 17, 23 .
Por su elevado metabolismo durante la lactación y etapas tardías de gestación, las hembras porcinas (principalmente las primíparas) son las más susceptibles a los efectos negativos de las altas temperaturas 25 . A ello hay que sumarle que las cerdas reproductoras modernas están seleccionadas por su alta prolificidad y producción de leche asociadas a un intenso metabolismo y bajo consumo de alimento, lo cual las torna más sensibles al calor 6 .
La reducción del consumo conduce al incremento de la movilización de reservas corporales ocasionando problemas reproductivos tanto en la hembra gestante (alta mortalidad embrionaria y aumento del número de lechones nacidos muertos, entre otros) como en la hembra en lactancia (baja producción de leche, disminución de la performance de la camada y la subsecuente performance reproductiva de la hembra) 2, 3, 8, 15.
La inclusión de grasa en dietas de cerdas puede reducir los efectos negativos del estrés calórico debido a su alta densidad energética y bajo incremento calórico, asociados a su adecuada digestión y metabolismo 19, 20 .
La evidencia sugiere que la adición de grasa durante la gestación tardía (>90 días) y la lactación, aumentaría la producción de leche, la ganancia de peso de los lechones y su supervivencia hasta el destete 1, 16 , a la vez de reducir el intervalo destete-celo 12 . Sin embargo, los trabajos que estudian el efecto de la suplementación con grasa a diferentes niveles bajo altas temperaturas, son escasos 22 .
En relación a lo expuesto anteriormente, el objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto de la inclusión de grasa en diferentes niveles sobre la performance reproductiva de cerdas primíparas y sus camadas, en un sistema de producción subtropical.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los procedimientos aquí empleados fueron aprobados por el Comité Asesor de Ética y Seguridad de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional del Litoral (Expte. 0898035-17).
Respecto a las instalaciones y manejo de animales, un total de 18 hembras primíparas (Landrace x Yorkshire) fueron alojadas en una granja porcina semiintensiva en la localidad de Concepción del Bermejo, Chaco, Argentina. Las hembras estaban reunidas en grupos de 6 animales cada uno, según la cuota semanal de servicio del establecimiento. El peso promedio al momento del servicio fue de 160±3 kg y todas las cerdas presentaron el mismo estado sanitario.
Para garantizar la manifestación de celo de las cerdas de cada grupo, se utilizó un protocolo de sincronización de celo mediante Altrenogest 0.4% durante 18 días, esperando síntomas de celo aproximadamente el día 5 post-retiro del tratamiento.
Las hembras fueron servidas en sus respectivas jaulas de gestación (2,4 x 0,6 m) mediante inseminación artificial con semen proveniente de un macho dador del propio establecimiento. El día 110 de gestación las hembras fueron trasladadas a las jaulas de maternidad (2,4 x 0,9 m), donde permanecieron hasta el momento del destete (21 días). La temperatura en el interior de las instalaciones fue regulada mediante cortinas y sistema de goteo.
Para la determinación del intervalo destete-celo (IDC), las hembras fueron trasladadas a las jaulas de gestación el día posterior al destete. La presentación de celo fue monitoreada dos veces al día (mañana y tarde) mediante el estímulo de un macho detector. Se consideró como celo verdadero el reflejo de inmovilización de la hembra (presión sobre espalda). Todos los animales tenían libre acceso al agua por medio de bebederos tipo chupetes.
En cuanto a la alimentación, los tratamientos estuvieron conformados por una dieta de gestación y de lactación sin agregado de grasa (G0 y L0), una dieta de gestación y de lactación con inclusión de 3,5% de grasa (G1 y L1) y una dieta de gestación y de lactación con 7% de grasa (G2 y L2).
Desde el primer día de gestación y hasta el día 90 todas las hembras consumieron la dieta G0 a razón de 2,5 kg/animal/día. Desde el día 91 y hasta el parto se asignaron al azar las dietas G1 y G2 a grupos de igual número de individuos (n=12) mientras que el grupo (control) continuó con la dieta G0 (n=6). Durante este periodo el alimento fue suministrado a razón de 3 kg/animal/día dividido en dos tomas diarias (8 y 16 h).
Luego del parto y hasta el nuevo servicio las hembras consumieron las dietas L0, L1 y L2 coincidentes con la dieta asignada en gestación. Durante este periodo las dietas fueron suministradas a discreción.
Todas las dietas empleadas fueron formuladas para que cumplan o superen las recomendaciones nutricionales 9 . Aquellas dietas con agregado de grasa se mantuvieron isocalóricas. La forma de presentación del alimento para ambas etapas (gestación y lactación) fue molido fino. La composición de las dietas experimentales, así como de la grasa empleada se detallan en las Tablas 1 y 2 respectivamente.
Tabla 1. Composición de dietas experimentales para gestación y lactación.
G0: dieta de gestación sin agregado de grasa, G1: dieta de gestación con adición de grasa al 3,5%, G2: dieta de gestación con agregado de 7% de grasa, L0: dieta de lactación sin agregado de grasa, L1: dieta de lactación con agregado de 3,5% de grasa y L2: dieta de lactación con agregado de 7% de grasa.
Tabla 2. Composición y valores energéticos de la grasa empleada* para las dietas experimentales.
*grasa protegida proveniente de aceites vegetales e hidróxido de calcio.
En las salas de gestación y maternidad, la temperatura ambiental (°C) y la humedad relativa (%) se controlaron mediante el uso de termo-higrómetros digitales (Datalogger DTL2) de lectura y registro automático (a intervalos de 1 h).
En cuanto al diseño experimental y análisis estadístico, se registró el tamaño total de la camada (LNT), número y peso de lechones nacidos vivos (LNV) y lechones muertos (LNM). Cuarenta y ocho horas luego del parto se procedió a la homogeneización de las camadas (crossfostering) dentro de cada tratamiento, para garantizar la mínima diferencia en el tamaño de las camadas (±1 lechón). El número y peso de lechones destetados, así como el intervalo destete-celo, también fueron registrados.
Se empleó un diseño completamente aleatorizado y los datos fueron analizados empleando el método de modelos lineales y mixtos de Infostat v. 2018. Se testearon los supuestos de normalidad y homocedasticidad mediante Q-Q Plot y gráfico de residuos vs predichos respectivamente. El modelo general empleado fue el siguiente: yij = μ + αi + εij (y = variable respuesta, μ = media general, αi = efecto del tratamiento, εij = error aleatorio). Se empleó un ANOVA para detectar las diferencias entre medias y el nivel de significancia (α) fue fijado en 0,05. Los resultados son presentados como valores medios, error estándar y P-valor correspondiente.
RESULTADOS
La temperatura y humedad promedio para la sala de maternidad fueron de 28,7 ± 4,5°C y 81 ± 20% respectivamente, mientras que para la sala de gestación fueron de 27,6 ± 3,42°C y 78,4 ± 16%.
Tabla 3. Efecto de la inclusión de grasa sobre variables al nacimiento y destete.
Tr: tratamiento. EE: error estándar. En la misma hilera, medias con diferente superíndice difieren significativamente (p<0,05). La Tabla 3 muestra la influencia de la inclusión de distintos niveles de grasa sobre variables al nacimiento y al destete. Si bien no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los tratamientos para el número de lechones nacidos vivos, muertos, totales y peso al nacimiento (p>0,05), una diferencia de ±2 lechones para estas variables, representa una diferencia considerable a nivel productivo.
El número y peso de lechones destetados se vio favorablemente influenciado por la inclusión de grasa durante el último tercio de gestación y la lactancia. Sin embargo, el IDC no se modificó por los tratamientos (p>0,05).
DISCUSIÓN
Se observó que la inclusión de grasa durante la gestación tardía (>90 días) y la lactación, influye favorablemente en el número y peso de lechones al destete. En contraste, dicha inclusión no afectó el IDC, LNV, LNT, LNM o el peso de la camada al nacimiento.
El aumento del número de lechones y su mayor peso al destete fue consistente con lo descrito en otra investigación 11 . Esto puede ser atribuido al incremento del contenido de grasa en la leche materna, el cual ha sido relacionado positivamente con la ganancia de peso de los lechones y el aumento de su supervivencia postnatal1,7,21,24.
En concordancia con estudios anteriores 5, 10, 20 , la adición de grasa no parece ejercer efecto sobre el número de LNV, LNT, LNM o el peso de la camada al nacimiento. Es importante señalar que si bien estadísticamente las diferencias no fueron significativas para el número de lechones nacidos vivos, en la Tabla 3 se aprecia una diferencia de hasta 2 lechones para los animales que consumieron grasa (7%) con respecto al grupo control (0%), lo cual significa -desde el punto de vista productivo- una mejoría en la eficiencia de las cerdas que recibieron mayor aporte de grasa en sus dietas hacia el final de la gestación.
Respecto al IDC, no se encontraron diferencias entre los tratamientos. Parece ser que el factor más influyente para esta variable es la temperatura a la que están sometidas las cerdas. Otros autores señalaron que la adición de grasa durante la lactación no afectó el intervalo destete-celo en condiciones de termo-neutralidad, pero mostró una disminución de 8,3 días para cerdas mantenidas en ambientes de altas temperaturas 4 . Mas trabajos sobre esta temática deberían ser llevados a cabo, dado que la relación entre la adición de grasa y la performance subsecuente de las hembras, no están del todo claras 22 .
En conclusión, la adición de grasa durante la gestación tardía y la lactación no tuvo efecto sobre variables al nacimiento, como el número de lechones nacidos vivos, muertos, totales y peso de la camada. Tampoco afectó el intervalo destete-celo. Sin embargo, el peso y número de lechones al destete se vio favorablemente influenciado cuando se incorporó grasa a la dieta.
Agradecimientos.Al Ingº Guillermo Arriortua y al personal de campo, por colaborar en el trabajo. Al INTA y la Asociación Cooperadora del INTA Las Breñas por el financiamiento de los insumos empleados, así como al CONICET por la beca doctoral que posibilitó esta investigación. Articulo publicado en Revista Veterinaria, Nº 31 (1): 61-65, 2020. Publicación oficial de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Corrientes. ARGENTINA