La intensificación de la producción porcina durante los últimos años nos obliga a maximizar el rendimiento de la explotación en todas sus fases de producción. No nos basta con tener una baja tasa de mortalidad en transición - engorde; es necesario trabajar (y hacerlo correctamente) en cada una de las fases que componen nuestra explotación, desde la llegada de la reposición hasta la venta del propio cerdo: sean lechones, cerdos de engorde, madres...
Una fase a la que frecuentemente no se le presta la atención que merece es la de maternidad: la atención a los lechones que nacen nos marcará el desarrollo posterior de estos animales que son, en definitiva, el sustento económico de las explotaciones de porcino. El índice de “animales nacidos vivos por parto” es un buen indicativo del funcionamiento de una explotación, pero también lo es la ratio “destetados / nacidos vivos”. El objetivo que debe tener cualquier maternidad es destetar el mayor número posible de lechones y que, además, estén sanos y con el peso que les permita afrontar con máximas garantías el crítico periodo del destete.
Una muy buena opción para maximizar la supervivencia de los lechones con la mínima inversión en mano de obra y económica es centrar los esfuerzos en un reducido grupo de animales que, sin embargo, es el causante de más de la mitad de las muertes durante la lactación: los lechones con bajo peso al nacimiento.
PERIPARTO: Viabilidad de los lechones
Tanto las horas que preceden como las horas posteriores al parto son críticas para la vida de un lechón. Con una buena línea genética, una alimentación correcta, unas instalaciones adecuadas (con un ambiente también adecuado) y una buena atención en el momento del parto (dentro de un buen manejo general), conseguiremos reducir en buena medida una mortalidad “periparto” que, en demasiadas ocasiones, consideramos como normal y/o inevitable. Las principales causas de mortalidad de lechones durante la lactación son, más allá de enfermedades u otros problemas puntuales, el complejo de hipotermia / hambre / aplastamiento y los lechones pequeños y no viables. Éstas causas, muy relacionadas entre sí y frecuentemente indistinguibles, pueden llegar a ocasionar hasta el 80% de mortalidad en lactación.
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Figura 1: A veces, hay lechones que nacen mas cerca de la muerte que de la vida: este lechón pesaba 350 gramos!A parte de las causas de muerte mas frecuentes en el periparto, lo que sí es cierto es que hay multitud de factores que inciden sobre las posibilidades de supervivencia del lechón nacido: número de parto de la madre, tamaño de la camada, condiciones ambientales... y el peso del lechón en el momento de nacer. Evidentemente, cuanto mas grande sea un lechón en el momento de nacer (peso objetivo individual, pero también en comparación con el peso de sus hermanos) mayores serán, de partida, las posibilidades de supervivencia del animal. Efectivamente, los lechones con poco peso al nacimiento serán los que mayores problemas presentarán y que comprometerán los registros de la explotación. Un manejo especial en éste reducido grupo de animales, que puede representar entre el 10 – 20% del total de nacidos, va a repercutir de una forma muy provechosa en los resultados técnicos y económicos de la explotación. A efectos prácticos, se puede considerar un lechón pequeño aquél animal que nace con un peso igual o inferior a 1000 gramos, aunque el “punto de corte” no es estático; por ejemplo, podría considerarse también 1200 u 800 gramos, según el criterio técnico, genético – tamaño medio de la camada, etc.
Dinámica de acontecimientos después del parto
A efectos prácticos, las tres causas de mortalidad con mayor prevalencia en maternidad (complejo hipotermia – hambre – aplastamiento; aplastamiento; lechones pequeños y no viables) son casi indistinguibles. La realidad que se presenta en la explotación es la típica de un círculo vicioso: Se inicia con el nacimiento de un lechón débil: poco peso “objetivo” o poco peso “relativo” a la numerosa camada de hermanos. Éste individuo tendrá dificultades para sobrevivir en las mismas condiciones que sus hermanos, ya que él será el más perjudicado durante el establecimiento del orden jerárquico durante los primeros días de vida. Éste lechón no tendrá las mismas oportunidades para acceder al calostro y la leche maternas que sus hermanos, acentuándose su ya de por sí inferior condición. Un lechón nacido sano y con un peso vivo dentro de la media se alimenta unas 15 veces durante las primeras doce horas de vida para aprovechar al máximo el calostro materno, ingiriendo unos 15 ml por toma. La competencia entre hermanos es muy dura durante estas primeras horas de vida. A una temperatura ambiente media entre 28-32ºC, un lechón en ayunas puede sobrevivir unas 18 horas. Pero no sobrevivirá más de 12 horas si la temperatura desciende hasta 18-26ºC. El bajo peso al nacimiento y la hipotermia, relacionados siempre entre sí, son factores que reducen en gran medida la cantidad y frecuencia de calostro ingeridos durante estas primeras horas de vida. Además, la primera toma de calostro es mucho más tardía en lechones con poco peso al nacimiento, hecho que facilita, aún más, la instauración del cuadro de hipotermia e inanición en estos animales (Tabla 1).
TABLA 1:Número de nacidos muertos y lechones pequeños y débiles en relación con sus hermanos en 238 camadas.
Las consecuencias prácticas de esta problemática son:
- Aumento de la mortalidad por inanición e hipotermia.
- Aumento de las probabilidades de morir aplastados por la madre ya que están constantemente debajo las mamas de la madre intentando acceder al calostro (aún siendo lechones todavía sin problemas de hipotermia – inanición. Cuando el cuadro de hipotermia - inanición se ha instaurado, el riesgo de morir aplastado por la madre aumenta en gran medida).
- Un retraso de 4 horas en el acceso al calostro resulta en un 15% de los lechones con niveles muy bajos de anticuerpos, siendo estos animales mucho más susceptibles de padecer enfermedades en un futuro (transición, engorde...).
- Mayor tiempo necesario para llegar al peso de matadero. El peso vivo al nacimiento (y la consiguiente adaptación a la toma de calostro y leche) tienen una directa relación con la velocidad de crecimiento del animal hasta el sacrificio (Tabla 2).
TABLA 2:Efecto del peso al nacimiento de los lechones en su posterior desarrollo.
*BOCM, 1991
PESO AL DESTETE: otro punto a tener en cuenta.
No solo es importante la supervivencia del máximo número de lechones durante la fase de maternidad: el peso con el que se desteta a estos animales va a influir en gran medida sobre el rendimiento posterior de estos animales durante las fases de transición – engorde. Aunque ya es evidente, hay que recordar que los lechones destetados con mayores pesos serán animales que se desenvolverán mucho mejor en el periodo posdestete. Diversos estudios demuestran la ventaja productiva y económica de aumentar durante la fase de lactación la Ganancia Media Diaria (GMD) de los lechones, resultando esto en un mayor peso de los lechones al destete. Tokach, Dritz, Goodband y Nelssen demostraron mediante la realización de una prueba que era más efectivo para reducir el número de cerdos con poco peso al destete centrarse y actuar sobre los animales más pequeños de la camada en lugar de realizar estrategias que implicaran a más animales.
De este modo, se centran los esfuerzos en un reducido grupo de animales que resulta ser el que realmente compromete los registros medios de peso al destete de todo el grupo. A éste respecto, Casellas, Casas, Piedrafita han aplicado el mismo principio pero fundamentado en el registro de mortalidades: en un estudio en el que se incluyeron más de 500 lechones, el 20% de éstos (lechones con un peso vivo al nacimiento menor de 1250g) fueron los responsables de cerca del 50% de las bajas durante los 21 días de lactación. Los resultados demuestran que ésta cifra fue netamente superior de no haberse aplicado un tratamiento con Ácidos Grasos de Cadena Media (AGCM) a la mitad de estos lechones con el fin de reducir el índice de mortalidad en el grupo de animales pequeños, reduciendo el número de bajas en éste grupo de animales a la mitad.
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Figura 2: Las diferencias de peso entre hermanos en el momento de nacer pueden llegar a resultar muy obvias simplemente “a ojo”. CONCLUSIÓNAsí pues, la situación que se nos plantea es la siguiente: Tenemos un número variable de lechones nacidos con un peso “poco competitivo” respecto a sus hermanos. Aunque este número puede ser muy variable (por ejemplo, según qué criterios utilicemos para definir un “lechón pequeño”) podemos resumir que alrededor de un 10%-20% de los lechones no partirá de la misma situación inicial (peso vivo, vigor...) para sobrevivir que sus hermanos. Frecuentemente, el manejo en parideras de la mayoría de explotaciones no tiene en consideración a estos animales, abandonándolos a sus suerte y sin prestarles la más mínima.
atención. Pero el hecho es que existen protocolos y estrategias para salvar el mayor número de estos animales con el mínimo esfuerzo (personal y económico), resultando el procedimiento en una mejora de los índices productivos y, por tanto, de la rentabilidad de la explotación.