Un reducido tamaño de partícula en pienso presenta varias ventajas, entre las que destacamos:
- Mayor área de superficie disponible para el proceso de digestión, lo que deriva en una mejor eficiencia alimenticia.
- Mejora de las características de mezcla y manipulación, cuanto más uniformes son los piensos en términos de tamaño de partícula más fáciles son de mezclar.
- Menor segregación de alimentos, que ocurre con facilidad en contenedores a granel.
No obstante, existen algunos aspectos negativos a tener en cuenta asociados a un tamaño de partícula muy fino:
- Mayores requisitos de energía y tiempo de procesamiento.
- Mayor generación de polvo.
- Desarrollo de úlceras gástricas.
Tabla 1. Resumen de los diferentes tamaños de partícula y sus implicaciones en porcino. Fuente: Elaboración propia.
INFLUENCIA DEL TAMAÑO DE PARTÍCULA EN LA APARICIÓN DE ÚLCERAS
Las causas de la ulceración gástrica no se han logrado describir con claridad hasta el momento, pero el tamaño de partícula del alimento parece encontrarse dentro de la lista de factores de riesgo (Cappai et al., 2013), siendo la proporción de partículas muy finas (<0.3 mm) un "factor decisivo" en el desarrollo de las mismas.
Diversos estudios muestran que existe una incidencia elevada de aparición de úlceras en la región esofágica del estómago de los cerdos alimentados con dietas molidas a <0.5 mm, si comparamos con tamaños de partícula mayores (Hedde et al., 1985; Regina et al., 1999). Marco E. (2009) nos indica en una de las ponencias del XXV curso de especialización FEDNA, que tamaños inferiores a 500 micrómetros de diámetro pueden dar problemas considerables y recomienda un tamaño de partícula medio de 700 micrómetros, siendo la distribución de partículas normal: no debería haber más del 15% de partículas < 300 micrómetros (Goodband, Tokach y Nelssen, 2002). De forma similar, Reese et al. (2000) recomiendan un tamaño de partícula promedio de 650 a 750 micras para todos los granos, excepto el trigo, ya que el trigo finamente molido puede crear problemas de palatabilidad.
Por otro lado, el hecho de aumentar la proporción de partículas gruesas en la dieta no proporciona protección ulcerosa cuando la proporción de partículas muy finas también es elevada. Además, las partículas más gruesas contribuyen a que el gránulo sea propenso a la inestabilidad. Lo ideal, según nos indica Reese et al. (2000) en su estudio, es que la desviación estándar en relación a la variación del tamaño de partícula sea de 2 a 2.5. Debemos tener en cuenta que la distribución del tamaño de partícula debe examinarse después del proceso de granulación en el pienso final.
INFLUENCIA DEL TAMAÑO DE PARTÍCULA SOBRE LOS ÍNDICES PRODUCTIVOS
Los procesos de molienda mejoran la disponibilidad de nutrientes para los animales y dan lugar a una mejora de la conversión y la ganancia media diaria (Rojas et al., 2013; Nemechek et al., 2016). No obstante, puede observarse en ocasiones una reducción del consumo diario por la alteración de la palatabilidad de las raciones molidas por debajo de 600 μm (Gebhardt et al., 2015).
Hay investigaciones que muestran que la reducción en el tamaño de partícula del alimento contribuye en una mejor utilización de la dieta, lo que resulta en mejores resultados del rendimiento productivo de los animales (Al-Rabadi, Gilbert y Gidley, 2009; Stewart y Slavin, 2009), aunque hay otros estudios como el de Morel y Cottam (2007) que no encuentran diferencias en la ganancia media diaria, la ingesta media diaria ni en la conversión de alimento cuando los cerdos son alimentados con diferentes tamaños de partícula. Esta controversia en los datos que encontramos en la literatura puede deberse a los diferentes ingredientes utilizados en las dietas, así como con la edad al destete (Healy et al., 1994; Bao et al., 2016).
Según el estudio de Lescano et al. (2017), los animales que recibieron raciones molidas a 500 μm lograron una conversión un 5,44 % mejor en comparación con las molidas a 700 μm. Por ello, cada 100 μm de reducción en el tamaño de partícula se obtendría una mejora del 2,72 % en el IC. Ngoc y col. (2011) encontraron que la reducción en el tamaño de partícula aumentó la ganancia media diaria en el período posterior al destete, justificado por la mejora de la digestibilidad de los nutrientes. De forma similar, en el estudio de Hedde et al. (1985) los cerdos que recibieron una dieta finamente molida (<1 mm) crecieron más rápido (.73 vs .68 kg / d, P <.01) y tuvieron una mejor utilización del alimento (3.47 vs 3.76, P <.01). Healy et al. (1994) y Bao et al. (2016) sugieren que la molienda fina parece ser beneficiosa para los lechones recién destetados, principalmente porque presentan un tracto gastrointestinal inmaduro en esta etapa, lo que permite que el tamaño de partícula más pequeño promueva una mayor superficie de contacto con las enzimas digestivas y, en consecuencia, la mejora de digestibilidad de nutrientes (Tse et al., 2006).
Por el contrario, Neta et al. (2019) en su estudio muestran que al evaluar el tamaño de partícula en cerdos de 23 a 51 días de edad, no se observaron diferencias (P> 0.05) en el rendimiento entre los tratamientos evaluados con diferentes tamaños de partícula. Probablemente debido a que en esta etapa el sistema digestivo de los lechones ya ha alcanzado su madurez, además de que la secreción enzimática alcanza niveles satisfactorios a partir de la tercera semana de vida, lo que permite degradar tanto partículas finas como gruesas, independientemente de la forma física de la dieta (Xing et al., 2004).