16 de marzo de 2007
Estimado Luis R.L. Nieto Arana
Ganadero Ciudad de Buenos Aires - Argentina
¡¡¡ EXCELENTE !!!...., como decimos en mi tierra, ¡me quito el sombrero!, ¡Si señor!, no sabe lo importante que es para mi este documento, cuantas preguntas y cuanto conocimiento se va a derivar de esta breve reseña, ya que esto me obliga a aprender mas.
Coincido totalmente con usted cuando escribe - según su nivel cultural - “hombre de a caballo”, nuestro gaucho o ciollo, quien en definitiva resulta ser el “padre” de los métodos regionales, y su terminología, merecedor de todo nuestro respeto de caballistas con mayor cultura general y alguien escribio alguna vez, Finalmente la equitacion es una, lo demas es es cuestion de especializarse en algun metodo para algun proposito.
Este documento me va a servir como referencia, el enfoque esta bastante definido muy bueno lo felicito.
Saludos y un gran abrazo desde Mexico
I-)
Abusaré del generoso espacio que brinda Ergomix en su foro, para tratar de responder a preguntas sobre mis comentarios. Como bien se ha dicho por otros, el idioma madre común que nos vincula emplea iguales términos con significado diferente, según sea la geografía de residencia del hispanohablante de que se trate, provocando desencuentros que debemos aclarar sin pretender imponer uno cualquiera de nuestros respectivos regionalismos idiomáticos como patrón-base.- Es imposible que al argentino-parlante se le impongan los valores idiomáticos del andaluz-parlante y viceversa, sin perjuicio de que ambos puedan conocer esas diferencias según su nivel cultural, ignoradas en cambio por el simple “hombre de a caballo”, nuestro gaucho o ciollo, quien en definitiva resulta ser el “padre” de los métodos regionales y su terminología, merecedor de todo nuestro respeto de caballistas con mayor cultura general y a la que aquel no ha llegado por falta de lecturas y ni remotamente por el Internet, que nos vincula. Admirable precisamente por ambas ausencias, sin dibujos ni literaturas descriptivos, aprendidos y usados por trasmisión oral y visual y tradición de sus mayores, “copiándolos” cuando jovencitos para introducir algunas veces variantes personales cuando jinetes hechos.-
Estamos a punto de armar un batifondo complejo e interminable como resultado de terminologías, usos y costumbres regionales en uso para un mismo tema: el Caballo, que de ningún modo termina en embocaduras y métodos de amanse ( no digo doma, ex profeso) por lo que resulta necesario referirse a la equitación y a su jinete, según zona geográfica aún dentro del propio país.- Esto último merece otro capítulo, pero a título de ejemplo diré que el gaucho montado en su apero ( el recado) va “como flotando” y acompaña los andares de su equino sin mayor presión de rodillas dada la distancia que el basto ( parte del recado) pone entre ellas y el cuerpo del caballo .Es consecuencia geográfica: Las innumerables cuevas tapadas por pasto en nuestras pampas que pueden “pialar” su montado lo obligaron a andar medio suelto, de modo que al hocicar y caer su caballo, abriéndose rápidamente de piernas, caiga parado con riendas y cabestro en la mano.- Maneja con destreza el lazo y desconoce la garrocha andaluza.- Esa equitación la ha heredado el polista argentino, que ya en montura, cabalga de manera muy parecida.- El vaquero andaluz usa montura heredo-árabe de altos borrenes, va como “encajado”, usa presión de rodillas, maneja con destreza la garrocha para el derribo, y desconoce el lazo.- Ambos son exquisitos jinetes, diferencias aparte. El nudo de la cuestión está en que el caballo criollo, español de origen a 450 años vista, es hijo de pampas y llanuras inmensas y a puro pasto, reconvirtiéndose en salvaje, mientras que el europeo es hijo de mansos criados en espacios reducidos, con establos y raciones ricas en altos valores alimenticios. Su contextura y fortaleza es consecuencia de la supervivencia del más fuerte por adaptación al medio, para lo que ha reducido su tamaño, resultando un equino formidable punto menos que irrompible.- Su enseñanza y manejo distinto es consecuencia de lo anterior.- Para quienes interesa el tema en profundidad sugiero la lectura de obras señeras argentinas: “Equitación Gaucha en La Pampa y Mesopotamia” de don Justo P. Sáenz “Trabajando de a caballo” de don Roberto C. Dowdall (con soberbios dibujos de su autoría) y “Criando Criollos” del mismo autor. A otro nivel incluyo “Doma de Caballos” de Jorge R.Cúneo, a pesar de no compartir sus métodos de embocadura y tirada de boca, por demostrarlos con sencillos pero esclarecedores dibujos.- Otra, menos conocida , de Bruno y Beatriz Premiani : “El Caballo, Anatomía, Razas, Historia y Biografía del Animal más Noble” contiene además numerosos dibujos de sillas y embocaduras, de todo tipo y origen.-
II-)
Vamos a las aclaraciones y respuestas . Hablaré en argentino.-
a-1) - Bocado.- para gauchos y otros criollos esta denominación se aplica a la embocadura descripta en otra anterior mía. Nada que ver con palanca de metal o caucho.-
a-2) - Brida sin bocado es jáquima en criollo o su deformación en Hackamore para los USA. Tiene palanca y barbada. Deja la boca libre- como explica Romero- pero funciona por ahogo al presionar el bozalejo trenzado sobre los ollares en combinación con patas y barbada.- El caballo para o dobla en consecuencia. Es embocadura riesgosa en manos poco sutiles por ser sabido que el caballo solo respira por los ollares. Está prohibida en el Polo, deporte donde el equino es exigido a grandes esfuerzos.-
a) Cabezada.- Igual significado para freno o filete, llamando montantes a la carrillera española.- El bocado criollo no la lleva.- En el supuesto de ser de material textil, aquel debe ser liso y suave para evitar el efecto serrucho del trenzado, que lo pelaría a fuerza de roces.-
b) Elevador .- “Gag” para sus inventores y “levantador” para nosotros. Igual significado y desde hace un tiempo muy usado en el Polo. Por severo, requiere trato delicado, y aún más los articulados dobles o simples, lisos o retorcidos. Ejerce fuerte presión en las barras y comisuras de los labios, obliga a abrir la boca como reacción y para evitarlo es acompañado generalmente por una mordaza, amén del bajador. Casi diría que puede parar un tren expreso….
c) Embocadura, aquí enfrenar.-
d) Enjaezar . Sin uso aquí y reemplazado por ensillar.-
e) Filete y bocado es aquí filete y freno.-
f) Jáquima . Lo dicho antes, pero aquí bozal cuando es cabezada sin embocadura. Usado para atar o conducir mediante el cabestro, a cualquier lugar.-
g) Mosquero.- aquí flecos mosqueadores, llamándose “mosqueador” al caballo que bate la cola lateralmente para lo que se la venda en el polo o dificultaría el uso del taco o mazo.-
h) Ronzal . Es aquí cabestro o cabresto indistintamente.-
i) “Al Hakma” es voz árabe para jáquima o hackamore.- No es cabestro o cabresto.-
j) Digo “doble enseñanza de bocado y freno” pues así resulta el sistema criollo-argentino. Primero el caballo aprende todo con bocado, para una vez bien hecho a esa embocadura, empezar otra vez con freno o con filete.-
k) En la prueba “cuting” del Quarter Horse – aquí Cuarto de Milla – soberbia demostración de destreza por el equino que indicado por su jinete el vacuno a apartar, lo hace a riendas flojas que solo sostiene aquel. Pegar un grito por el estilo de ¡!!Hoo!!!! es motivo de descalificación.- El gaucho tampoco grita, tal vez le hable en tono bajito y grave para calmar un pingo asustado.-
l) El freno de hierro partido o articulado es más fuerte que el de barra fija. Ambos usan barbada, pero al accionar sus patas sobre barras y comisuras lo hace más severo.-
m) La denominada como ruedita , que generalmente lleva el freno de puente se llama “coscoja” . Es dentada por dentro para que al jugar contra ella con la lengua y hacerla girar sobre su eje, produzca el caballo un ruidito característico, aumentado si el freno tiene “copas “laterales que hacen de caja de resonancia. Muy del agrado del paisano. Voy al verso:”lindo el overo rosao, vivaracho Y COSCOJERO”-
n) El freno de puente ( no se llama de candado, que es el árabe o mulero) con o sin coscoja no toca jamás el paladar o lo destrozaría. Su accionar solo comprime la lengua.-
o) Barbijo es aquí el tiento, cadenita o piola con la que se sostiene el sombrero, tanto hacia delante( deriva de barba) como hacia atrás entre la “porra”.- No es barbada ni prenda del apero criollo.- La barbada es cadenilla de ajuste para las patas del freno contra la barbilla y obtiene el efecto palanca. Debe quedar flojona, fácil de medir pasando la mano entre ella y la barbilla de modo que las patas del freno accionen a indicación del jinete y no en forma rígida y permanente.-
Las respuestas contenidas en m),n), o) y p) van específicamente dirigidas a la Técnica en Producción Equina, argentina, Srta. Cortiñas rogándole no se moleste por lo que sigue: La enseñanza y conocimientos así adquiridos se limita a reproducción, cría, alimentación, anatomía y salud del caballo, sin tratar el manejo del mismo? Si así fuera es incompleta, pues todas mis respuestas son del conocimiento común de cualquier caballista argentino y no solo del criollo o gaucho.-
III-)
Doma Vaquera.-
El criollo o gaucho no sabe de que se trata.- Es una enseñanza excelente para caballo y jinete, que lo lleva desde el derribo a campo del toro bravo, mediante garrocha aplicada a pleno galope, a la maravilla de su alta escuela, paso español y exquisiteces del soberbio rejoneo.- Se enseña, aprende y practica en corral, en picadero o en plaza de toros.- Se usan sillas vaqueras, con altos borrenes y estribos planos de chapa con los que también se puede “tocar” el codillo. Todo el trámite ocurre en montura, con frenos como embocadura.-
IV-) Doma Criolla.- Es a campo .- Todo el trámite ocurre en “Recado” apero compuesto que lleva sudadera – generalmente de tela - mandil ( de lana en general) y/ o matra de algodón tejido carona de cuero bastos (con numerosas variantes) encimera de cuero crudo sobado, con argollas por mitades cosidas a ella de modo que parte queda cubierta y la otra libre, de las que mediante correones pende y se ajusta la cincha – de piola y en menor medida de cuero- cojinillo de cuero crudo de oveja con lana, bien sobado sobrepuesto de cuero de carpincho curtido, o de tejido hilado con flecos y bordados ( para compadrear) y pegual o sobrecincha con el que se ajustan las “pilchas” que van de la encimera en más, colocado a la altura y sobre la cincha.. Esta no se ajusta hacia los sobacos, sino como a una cuarta y media de ellos.- Los bastos pueden ser lisos ( porteños), curvos, de albarda, lomillos, sirigotes y etc. según zona y exigencias del terreno, casi siempre de junco seco o de crines, forrados en cuero, con faldones del mismo material todo cosido. Es asiento duro y se hace imprescindible el cojinillo.- De la encimera pende a la derecha ( lado del lazo) y desde un agujero plano cosido en sus bordes para que no desgarre, la asidera, pieza de cuero con presilla y botón trenzado de la que cuelga una argolla, donde se fija el lazo desde su propia presilla con botón trenzado.- Semejante armatoste ( y eso que supo tener más componentes, cuando hacía también de cama) aleja las piernas del jinete, como ya expliqué.- Es cómodo y en jornadas prolongadas necesario.-
La complementan frenos de puente y coscoja cabezadas , bozales, cabestros y riendas de cuero crudo sobado maneas ( de cuero crudo o de arpillera –más suaves-) maneadores (“soga “ fuerte de cuero crudo sobado de unos 4 o 5 ctms. de ancho, por 5 a 6 metros de largo, obtenida del grueso cuero del cogote de un toro, cortado en redondo, con argolla en un extremo), y algún otro apero más que por ahí se me queda…( pechera y baticola, según zona). Todo tiene un porqué y explicarlo llevaría a mayor abuso de espacio.-
He entrado en esos detalles para que las diferencias de “Aperos” expliquen y complementen las de los de doma vaquera y doma criolla, sin que de ninguna manera sostenga que una es mejor que otra, pero…. a no imponer terminologías ni predicar excelencias excluyentes. Son usos y costumbres distintos, para lugares y tareas diferentes.- Si a un criollo le doy una garrocha de derribo, posiblemente crea que le estoy indicando le acomode un lanzazo a cualquier fulano, menos a un toro, para si clava mal terminar con el traste en el suelo.- Si es un lazo el que le doy a un vaquero andaluz, lo más probable es que se enrede en él y hasta se degúelle con el embrollo. ( ni hablar de “boleadoras”).- y LOS DOS SON JINETES SOBERBIOS ¡!!!!!!!!!!!!.-
V-) Por último algunas particularidades locales, como respuesta a diversas preguntas.-
a) el bocado se ata sobre las barras, con doble vuelta por lo menos debajo de la lengua para porteños (Bs.Aires) y por arriba apretándola por entrerrianos o mesopotámicos por sostener éstos que de la manera porteña se acostumbra el caballo a pasarla por arriba cuando se lo enfrene con freno liso o con filete.-
b) El indio pampa domaba sin apuros a un potro previamente hecho manso de abajo con todo el tiempo del mundo, usaba siempre bocado y muchas veces una sola rienda, en pelo y sin otro apero que un cuero de oveja, con nada de estribos. Le enseñaba a quedar inmóvil con la rienda caida adelante – no había donde atarlo – y a galopar con las patas “boleadas”.Obtenía un pingo de maravillas y sus armas eran la lanza de caña tacuara con punta afilada en diagonal si no había otra cosa, para el ataque y las temibles boleadoras. No tusaba sus caballos y prendiéndose de las crines se colgaba lateralmente para atropellar dando menor blanco a su oponente. Subía de un salto.- El pampa no usaba arco.- Semejantes habilidades y destrezas las adquirió en menos de 100 años ya que hasta la conquista desconoció el caballo.-
Su pariente el gaucho, inicialmente mestizo de hispano e india, heredó muchas de sus habilidades, menos la paciencia. Conoció por contacto con lo “civilizado”, embocaduras y aperos diversos, que modificó a su manera y reemplazó en parte con lo que tenía a mano para conformar el descripto “recado” y accesorios. No sé, ni creo que nadie pueda explicar de donde viene la “tirada de la boca”. El indio no la hacía y para el hispano ni hablar del asunto. Era punto menos que el abc de la doma criolla hasta casi ayer, siendo todavía de uso por muchos domadores, ninguno de los cuales cuenta cuanto caballos fueron estropeados con ese método, que sin duda también ha dado caballos con boca de seda ( Ahí se aplica lo de Romero, no hay malas bocas y si malas manos del jinete) . El criollo domador común siempre está apurado, le gustan las salvajadas y garrotazos para demostrar guapeza y para que el “bruto” entienda quien manda, sin darse cuenta que el bruto es él. Cumple al dedillo las estrofas del imperdible “Fausto “ de Estanislao del Campo, cuando dicen: “Mozo jinetazo ahijuna, como creo que no hay otro, capaz de montar un potro y sofrenarlo en la luna” Lo de manso de abajo quedaba para los “flojos” y “gringos” incluyéndome entre estos últimos por haber sido rubio ( hoy, con 78 a cuestas, soy canoso y medio pelado) sin tocar la descripción de otras proezas ecuestres , que con menor baquía nos han gustado a todos los “ criados a campo” que en nuestras mocedades fuimos medio salvajes para llegar con los años a ser algo más civilizados.- Por supuesto no incluyo entre éstos al jinete de ciudad, cultor y amante del caballo también, pero educado en escuela de equitación.- Eso sí, en guerras o escaramuzas entre sí o con su primo el indio, para evitar la “boleada” el gaucho arrastraba una tacuara larga que la impedía, siendo la boleada una de las otras proezas que he referido y todavía usada a veces.- Suertes y tiros de lazo y piales, montado o a pie salto desde la maroma boleadas apartes y paleteadas con vacunos, son las otras mayoritariamente. Excluyo los dos primeros para con yeguarizos que requieren otras exigencias mayores al montado y habilidades a su jinete o pasan a ser casi un suicidio, como bien lo aclara don Roberto C. Dowdall en su “Trabajando de a Caballo”, antología pedagógica que agota el tema con incuestionable valía, y a la que me he referido antes.-
Me despido agradecido por el espacio cedido por Ergomix y a todos los lectores del foro
por “aguantarme” dejando bien en claro no ser dueño de la verdad. Hay otras tan valederas como la propia, a la vez que reconozco haber aprendido siempre algo distinto de cada uno de los numerosos caballos que he tenido el privilegio de criar, montar o educar, orientado siempre por el axioma gaucho que reza “ No hay caballo si no hay vasos” que me enseñó a mirar, seleccionar y elegir de abajo para arriba, y de ahí en más.- Luis R.L. Oñate Muñoz.- e.mail “lrlnietoarana@hotmail.com”