30 de noviembre de 2006
Estimado Lucas.
No creo que sea yo el indicado para responder a su consulta, ya que sería terreno de algún domador especializado en la psiquis del caballo y en mañas específicas. Aunque sí afirmaría que el castigo desmedido no es de utilidad para revertir la situación.
De todos modos, le daré mi opinión personal al respecto.
Desde hace un tiempo, en mi profesión de herrador y al encontrarme con caballos mañeros, utilizo la técnica que me permite establecer el liderazgo ante el caballo. Esto me da enormes resultados y me permite herrar caballos que antes no herraba, o en todo caso, disminuir los riesgos de accidente, causados por caballos pateadores, mordedores, que se abalanzan, atropellan, manotean, etc.
Requiere sólo 5 minutos de tiempo antes de trabajar y vale la pena invertirlo. Algunos caballos, aquellos que utilizan su inteligencia para conservar el liderazgo, requieren de más tiempo, pero no supera los 15 minutos hasta comenzar a trabajar.
Para iniciar el traspaso de liderazgo, debo generar en el caballo la duda sobre quién es el líder y quién lo será a partir de entonces. Personalmente, activo la duda comenzando por hacer retroceder al caballo causando presión con el cabestro e imponiendo mi presencia corporal, siempre presionando a que el caballo camine hacia atrás. A los caballos no les gusta caminar hacia atrás. Pecho contra pecho y sin mirarlo a los ojos. Miro directamente a los ojos a un caballo sólo cuando debo reprimirlo por algo.
Cuando el caballo quiere parar, lo presiono dos metros más sólo con mi cuerpo, liberando la presión del cabestro. Luego paro y quedo de pie junto al caballo, a la altura de su cuello, mirando hacia atrás de él y hacia el piso, pero prestando atención a su boca. Es el momento de esperar a que el caballo acepte que soy el líder. Lo manifestará mascando con la boca. Mascar es el acto similar a rumiar, a su vez, relaja el belfo o labio inferior, ya que hasta entonces estaba muy tenso y fruncido.
Sin importar cuánto tiempo requiera, se debe esperar a que masque con la boca, sólo luego, giro dándole la espalda y lo regreso al lugar donde comenzó el proceso, en mi caso es hacia donde será herrado.
A partir de ahí se habrá intercambiado el liderazgo y el caballo habrá cambiado su actitud hacia nosotros. Algunos caballos, dependiendo de sus caracteres, intentan recuperar el liderazgo reiteradas veces, entonces repetiremos el proceso cada vez.
En caballos de caracter fuerte y que no ceden facilmente su liderazgo a nosotros, realizo el proceso con mayor decisión y presionando más firme con el cabestro, mediante tirones. En ningún momento, en ningún caso, recurro a los golpes o castigo, ni con mis manos ni con ningún objeto.
En los caballos que se abalanzan al presionarlos o que atropellan para pasarnos por arriba, recurro al bozalejo de cadena, ya que es una herramienta que me permite trabajar de igual a igual frente a un caballo que ha descubierto su fuerza y peso. En estos casos hay que ser muy firme y decidido, ya que hay que dejar muy en claro quién es el líder. No deben quedar dudas.
Al abalanzarse y atropellar, colocar nuestra mano en forma de garra frente a su cabeza, ayuda a que retroceda. Al mismo tiempo, se los debe presionar con el cabestro o el bozalejo, obligándolo a que retroceda. Siempre, cuando el caballo se detiene, debemos esperar su aceptación. Si continuamos sin recibir su aceptación, éste seguirá imponiendo su liderazgo y hará lo que quiera.
De nada sirve tratar bien a un caballo si, previamnete, no se estableció el liderazgo. El resultado es un caballo como es el caso de su potranca. Ella ha recibido todos los mimos y ha sabido aprovecharse de ellos para conseguir lo que quiere, porque la que manda, todavía es ella.
Lucas, espero que le sea de utilidad.
Le envío un cordial saludo
Daniel Anz